Quiero decirte algo que quiero,
que te quiero,
y no está mal decirlo,
por cierto,
algunas cosas no cambian por
más los calendarios
sigan avanzando.
Te quiero, y no se me caen las
medias ni los pantalones
al decirlo,
no soy menos hombre, tampoco
más,
solo un tipo sincero, que no se
guarda un sentimiento,
por mucho aun me quieras
por si no me quieras nada,
te quiero, y no hay nada, ni nadie
pueda cambiar eso.
¿ cuanto ?
No lo sé.
¿ hasta cuando ?
Tampoco.
Te quiero hoy, aunque duela o no,
con una sonrisa, sin rencor
como quiere el sol a la luna,
el mar a la arena,
la luz a las tinieblas,
te quiero como solo sé quererte yo,
con todo lo que tengo y
con toda mi alma inundada de tantas
esperas que no saben
del tiempo,
y que solo viven por amor.
Ruben Mangiagli
©2017
Archive for julio 2017
Decirlo.
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Calle vacía.
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Todo lo que he amado un día se fue,
mi padre que tanto sufrió,
mi madre sin podernos decir adiós,
mis hijos a su nuevo hogar,
mi infancia y mi juventud,
Los Beatles ya no cruzarán por Abbey Road,
tampoco yo,
mis recuerdos que nadie recordará y
esta continua soledad,
que es lo que me queda entre palabras de más
en una canción vieja
que escucho mientras escribo cuando
quiero recordar.
Todo lo que amaba se ha ido y no sé
en que cajón buscar
algo que no pueda olvidar y seguir
aunque sea por curiosidad,
a ver si te vuelvo a cruzar por algún
lugar,
todo se ha ido, incluso vos hoy tampoco estás.
Ruben Mangiagli
©2017
214.
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Y sí , aun le habló a ella. En un poema tras otro. Sobre lo conocido y lo que ignoro, la verdad y el sufrimiento, el amor y el deseo.
Flores.
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Y tu ausencia.
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Este silencio que no se va,
como si la perpetuidad se tenga que ejecutar
implacable, así como la
misma soledad,
sin motivos ni piedad.
De nuevo, es como si las palabras estuvieran
atrapadas,
enterradas bajo antiguos temores
y vidas pasadas, como
huesos de un antiguo
funeral,
sin tierra, ni ceremonias
que alguien necesite recortar, solo se hace
respiración,
que aprieta mis costillas, que
disuelve mi corazón,
y tu ausencia
que es la sombra de lo que un día fui yo, como
un viejo poema que fue escrito
vacío de palabras,
lleno de dolor.
Ruben Mangiagli
©2017
Lo relativo del tiempo.
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¿Quieres entender qué es un año de vida?
Pregúntaselo a un estudiante que acaba de suspender el examen de fin de curso.
¿Un mes de vida?
Díselo a una mujer que acaba de traer al mundo un niño prematuro y espera que salga de la incubadora para estrecharlo entre sus brazos sano y salvo.
¿Una semana?
Que te lo cuente un hombre que trabaja en una fábrica o en una mina para mantener a su familia.
¿Un día?
Pregúntale a una persona claustrofóbica encerrada en un ascensor averiado.
¿ Una hora?
Pregúntale a una madre en un atasco que no llega a buscar a su hijo al colegio.
¿ Un minuto ?
Pregúntale a una persona enamorada que espera una respuesta de a quien quiere.
¿Un segundo?
Mira la expresión de un hombre que acaba de salvarse de una accidente de coche.
¿una milésima de segundo?
Pregúntale a un atleta que acaba de ganar medalla de plata en los Juegos Olímpicos, en vez de medalla de oro para la que lleva toda la vida entrenándose.
¿ Y un siglo?
Pregúntamelo a mí, simple, el tiempo mío que gastaría en volver a encontrarla
La vida es mágica y la importancia relativa del tiempo también.
Creo en ello.
A mi hijo.
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Feliz cumpleaños Marcos,
aunque yo no sea el padre perfecto
y vos sí el hijo que siempre
quise tener,
aunque opinemos diferente
y que las visiones no sean iguales,
es tu tiempo, tu época,
tu vida por delante y el ocaso de la
mía,
y así debe ser,
Sangre de mi sangre, alma de mi alma,
fe de mi no fe,
de a hombre a hombre
sos mi orgullo, mi mejor legado,
el último de una estirpe,
el primero que siempre llegará,
te quiero y un mucho más,
que los cumplas muy feliz hijo,
y que la honestidad y la sabiduría
sigan siempre a tu lado,
vayas donde vayas o te quedes
para siempre en el mismo lugar.
Ruben Mangiagli
Todas las cosas.
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Ahora me doy cuenta de todas las cosas que antes ignoraba, el vacío que me rodea desde que te marchaste se hace más y más grande. A menudo, cuando la soledad puede con mis días, contemplo fotos de Buenos Aires, con la viva impresión de que vos estás en alguna parte. Y así ha sido durante todo este tiempo, aunque ya no pudiéramos vernos ni oírnos.
Desde el día que dejaste de estar en mi vida no he dejado de leer, ni de imaginar lugares donde poder encontrarte, o donde hallar algún modo de comprender. Y a medida que la vida ha ido pasando sus páginas, me he dado cuenta de que la posibilidad de entender lo que pasó se alejaba de mí, como en aquellas pesadillas donde cada paso hacia delante te hace retroceder.
Saludo.,.
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hola me llamo...escribió él.
hola! yo soy...respondió ella
escritos con la naturalidad de quienes esperan encontrarse
aún sabiendo que
la otra persona estaba a miles de kilómetros de distancia
e ignorando que después serían años,
igual esa noche
el espacio y el tiempo se unieron inexplicablemente,
y casi fue
como si estuvieran de repente uno al lado de otro en
un cuarto de una casa que ellos solos conocían
acariciándose las mejillas.
Atrapados
.
.
Porque esa noche te vi
temblar
y cómo no podía abrigarte
me desnudé con vos,
y sin darnos
cuenta nos quedamos atrapados
en Junio y Diciembre,
en verano y en invierno,
las hojas caían en los otoños,
pero las primaveras
jamás existieron.
Ruben Mangiagli
211.
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Al terminar un cuento me siento siempre vacío y a la vez triste y contento como cuando hago el amor, una botella menos y algunas letras más.
Déjame.
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Déjame estar cerca desde lejos,
déjame que te quiera,
déjame no hacerte una
promesa,
Déjame que me deje querer y que
podamos hacer lo que cada
uno quiera
Déjame no ser si no hago,
déjame hacer aunque no sea.
Déjame ser suelo si te caes, y cielo si vuelas.
Déjame hacerlo mal para sentirme bien.
Déjame que sienta y siéntate que te tengo algo que decir;
te quiero,
para ahora, para nunca, para siempre,
Déjame, pero sobre todo; no me dejes.
210.
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Hay botellas de vino que saben a recuerdos del olvido. Mentiras tan dulces que las haría cuentos para no dormir.
Miedo
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Tengo miedo
así que toma lo quieras ,
tengo ese temor
de no poder decirte suficiente cuando te mire,
de no saber expresarme cuando te toque;
de que no entiendas mi lengua,
mi beso, mi idioma,
tengo miedo
de poder tenerte o no.
Ruben Mangiagi
Edad.
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Que ya no soy joven es un hecho indiscutible. Dentro de unos meses cumpliré cincuenta y siete años, y aunque eso no es ser demasiado viejo, no lo que todo el mundo consideraría una edad provecta, no puedo dejar de pensar en todos los que no han logrado llegar tan lejos como yo. Un ejemplo , hay diversas cosas que podrían no haberme pasado nunca pero que, en realidad, me han ocurrido. Si me encontrara una nueva muerte me iría en paz, he vivido.