No quiero decirte cuanto te quiero,
eso es muy fácil
hacerlo, es como
ver llover cubierto por un techo.
Voy hablarte de lo que siento, de
las vertebras y
espinas que nacieron
en mi cuerpo agotado por el tiempo.
De como mi boca dejó escapar el
aliento cuando
los besos no fueron
besos , sino tan solo pasatiempos.
O de mis manos que escribieron en
pergaminos viejos
palabras que se
perdían
con los primeros vientos.
Y no digo que no haya disfrutado o
sufrido en los
amores que hoy me
son tan
extraños y tan lejanos,
que no escribieron historias en mi
memoria,
amores que he
sentido y
sin embargo los
devoró el pasado.
Es verdad que viví noches quebrado
para que negarlo,
donde el surco de
mi espalda
se doblaba de espanto.
Tan solo quiero cerrar los ojos,
que
mi cuerpo exprese
lo que siento, un
trozo
de tiempo que se vuelve eterno
en el espasmo de mi sexo, y en ese
instante sagrado,
si, decirte
te amo
con los labios apretados.
Todo un camino aprendido que hoy
me pone en tus manos,
duro como
una piedra,
suave como flor de mayo.
Ruben Mangiagli
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Anexo de sentimientos.
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