Quiero quererte toda la vida, que mi
sonrisa se prenda a tus días.
Que mis manos olviden los cuerpos
que hayan tocado, y que se
aprendan cada rincón del tuyo en la
memoria que queda en el tacto.
Sin distancias, sin espacios, en la
quietud de una mañana de
sabanas gastadas, y en la noche que
me encuentra entre tu falda.
Quererte sin tiempo y con el tiempo,
en lo breve y en lo eterno,
como si los dioses aprobaron cada
uno de nuestros juegos,
y nos perdonen por hacernos dueños
de la tierra y de los cielos.
Sin duelos, sin recuerdos, solo ahora
y lo que venga,
veremos, un día quizá lo pensaremos.
Ruben Mangiagli
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Sin tiempo.
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