Me he quedado en las adyacencias
del tiempo agonizante,
como carrusel fantasmagórico de
presagios mal
paridos
mi mente creó el abismo
del vacío,
pude sentir tus gritos y los míos
que mudos pedían auxilio,
sin idiomas, sin palabras,
confundimos la noche
con el olvido.
Mis brazos doloridos estiraron el
infinito, aunque
sea con el fin de despertar
tus instintos,
y resurgir como animales extintos
para que solo las
miradas reencuentren el camino
perdido.
Ruben Mangiagli
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Extraviados.
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