Tengo esta incertidumbre que me traspasa
como una aurora de arena y sal,
como una aurora de arena y sal,
es una noche muda, horizontal, donde cada
estrella grita sin parar,
estrella grita sin parar,
una flor que se quedó sin pétalos por tantas
preguntas sin respuestas deshojar,
preguntas sin respuestas deshojar,
un agobio,
una espera,
un milagro que no llegará,
una espera,
un milagro que no llegará,
ese paso que no doy por miedo a perder lo
que tantas veces perdí ya,
que tantas veces perdí ya,
tus no certezas que se acumularon
cómo los
platos de una cena sin lavar,
restos de un naufragio y la tierra que quedó
después se evaporó el mar,
después se evaporó el mar,
tus ojos,
tu mirada,
tu ausencia de nunca acabar.
tu mirada,
tu ausencia de nunca acabar.
Y vos, yo y nosotros, pronombres
que no entiendo en ninguna lengua y tardíos
que no entiendo en ninguna lengua y tardíos
arrepentimientos,
perdón que no supe expresar
perdón que no supe expresar
como la composición de estas
rimas, asonancia
rimas, asonancia
de estrofas que no encuentran
en ningún rincón del mundo la
forma de decir sin que te des cuenta que solo ya
forma de decir sin que te des cuenta que solo ya
no se escribir por tantas veces usar esa palabra
maldita que me parte a la mitad,
maldita que me parte a la mitad,
extrañar,
y te extraño tanto,
de mi derecho, en mi mitad, al revés o cómo el
de mi derecho, en mi mitad, al revés o cómo el
lado oscuro de la
Luna siempre echa de
de menos su reflejo entre la Tierra y el más allá.
de menos su reflejo entre la Tierra y el más allá.
Ruben Mangiagli
©2015