Si las estrellas formaran tu nombre
y la cola de un cometa
imitara tu cabellera
de oro y seda
en una noche cualquiera,
puede que las cosas siguieran
un orden
que a la lógica supera.
Es que no puedo explicar como yo
habiendo pedido
un solo deseo vos aparecieras
en esa tarde donde un saludo se hizo
mil letras, que fueron
historia y novela,
relato y biografía
sin que nos diéramos cuenta
para que mi
vida se llenara de girasoles mezclados
con miradas de tus ojos
de
verde tierra,
y entonces
consecuentes Junio y Noviembre en
un mismo instante
olvidaron
estaciones y
se hicieran primavera.
Ruben Mangiagli
©2016
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Un solo deseo.
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