... porque en ese espacio que llamo mi alma, si la apuñalan sangraría su nombre y aún no sé porqué...
Archive for septiembre 2017
219.
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¿Cuánto tiempo puede llevar el darse cuenta que ese es el amor de tu vida?
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Conjuro.
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Perejil, salvia, romero y tomillo.
Un poco de sueños,
algo de suerte,
un deseo,
y si todo sale bien,
volver a empezar
de nuevo.
El amor.
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Así.
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Conocerla fue como emerger del mar y respirar, como nacer y hacerlo por primera vez, doloroso, desconocido, pero imprescindible.
Inmenso mar.
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La ausencia de una sonrisa.
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Una de las cosas que siempre me costó es tener que renunciar a reírme en compañía de ella, después de casi una vida ( la mía ) había encontrado con quién hacerlo por todo o por nada y convertido en incondicional de su sonrisa.
Bajo nuestra propia oscuridad.
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Bajo nuestra ropa tras puertas que permanecen cerradas todos tenemos deseos ocultos que nos impulsan , deseos que pueden ser primarios, oscuros, profundamente vergonzantes. Cuando más observas a alguien, más te das cuenta de que en realidad nunca somos quienes decimos ser. De hecho, escondido en los más recóndito, siempre hay algún secreto, que nos enseña podríamos ser otra persona diferente a quien nos habita interiormente.
218.
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Estoy convencido que nunca hay que dejar entrar a nadie en la vida de uno, ni un solo día, a menos que se esté dispuesto a que se quede para siempre.
Desde las estrellas.
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Abrazarla desde las estrellas de la misma noche, con fuerza, con la confianza con que se abraza a alguien esperado de los viejos tiempos imperfectos pero menos tristes, en los que aún estábamos cuantos teníamos que estar.
La historia de Flora y Gatomate 62.
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Todavía los gatos.
Todavía los gatos se asoman, caminan por los tejados, se bañan de lunas, son dueños de un cuadrado de cielo, algunos escriben lo que los humanos jamás entenderán, esperan un amor, una vida más, que los calendarios marquen mentiras para poder crear sin que exista la realidad, su mundo sigue siendo la manzana con alguna calle que no conduce a ningun lugar, mientras sus libros tienen abecedarios sin indices para que los recuerdos no se puedan ordenar, por eso soy gato aún, es mejor que ser hombre y entender que lo que se fue no volverá.
RM