Porque
nunca tu figura cruzaré
tallada
en la proa de
un
barco,
ni
tampoco ninguno llevará tu
nombre
con el sonido de mi
voz
cuando te nombraba,
porque
la luna no te extraña
como
yo,
y
los calendarios se quedaron
quietos,
inmóviles,
perpetuos,
fijos
y detenidos,
como
la ultima vez mi ojos te
miraron,
o
quizá porque tu silencio se
hizo
grito en mi,
voz,
susurro,
aliento,
hasta
que solo fue el latido
de
mi corazón,
y
el mar que nos separa es
cada
vez profundo
y
la costa se aleja cada vez
más
y más,
como
el sol por las mañanas,
o
las estrellas que dejan
de
brillar,
porque
te sigo queriendo y
sigo
remando
en
este océano de soledad,
y
remo con todas mis fuerzas
contra
esta mala
voluntad
que
me deja quieto en el
mismo
lugar,
justo
en el medio de un te
espero
para siempre
y
un te espero para nunca
jamás.
Ruben
Mangiagli
©2017