Cuando los amores
viejos
se convierten en fantasmas
descansan en algún
bosque
sobre una silla abandonada,
se hacen olvido,
palabras perdidas
que no duelen
en un poema roto
que se
escapa de entre
los dedos por alguna razón
que nadie se atreve a contar,
por respeto,
por devoción.
Ruben Mangiagli
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Antaños.
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