La luz penetra mi anochecer,
es arte puro
que me parte en dos,
la entrada de un cuerpo
a mi alma que
levita entre la realidad
y la niebla en su eterna levedad
me cuenta una verdad
que habla de quince vientos y
sus suspiros
o más
que se hacen médula hasta
algún final.
Cuento lunares que parecen
nunca van a terminar,
mientras Venus y Afrodita
miran curiosas
la belleza que las supera en
una mujer mortal.
Las imágenes se superponen
en supuestos
que se escriben en renglones
luego se borrarán
pero quedarán para cuando
los necesite recordar,
ella es una necesidad, tiene
la magia del milagro
se anunciará,
y los pecados ya no lo serán
porque morirán
por decisión propia, en una
clase de suicidio que nadie
contará,
porque mis vertebras guardaran
memorias
que mis manos narraran,
pero hoy no, las necesito para
acariciar el presente que
hace no me importe nada más.
La luz se hizo día, un amanecer
que invita
al amor a quedarse en la forma
que sea, como pueda,
porque cuando se ama ya no se
pide, solo se da.
Ruben Mangiagli
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