Es verdad, para que lo voy a negar
sin vos hoy detesto los espejos
porque el tiempo resalta en ellos más que en un reloj
que funciona con las horas para atrás
y me quedé tan metafórico que si
me leo
soy ta ridículo como cuando confundo
las estrellas con luces de neón,
como la paloma sin plaza,
el pez que por extrañar, extraña hasta el agua
donde se pretende ahogar.
Soy un vaso de licor cortado que por tan
añejo me volví viejo,
un bohemio en el desierto buscando un bar,
las gafas de sol que uso para no ver y mirar,
un corazón con cremallera,
la espalda que aguanta todo sin caderas,
el ruido que queda cuando cierra una discoteca,
unas manos que sueñan con tener boca para
no escribir y poder gritar,
pero son metáforas tan ciertas como este
poema que no voy a terminar
es el último para vos que no leerás,
porque
te hice olvido y ya ni tu rostro quiero recordar.
Ruben Mangiagli
sin vos hoy detesto los espejos
porque el tiempo resalta en ellos más que en un reloj
que funciona con las horas para atrás
y me quedé tan metafórico que si
me leo
soy ta ridículo como cuando confundo
las estrellas con luces de neón,
como la paloma sin plaza,
el pez que por extrañar, extraña hasta el agua
donde se pretende ahogar.
Soy un vaso de licor cortado que por tan
añejo me volví viejo,
un bohemio en el desierto buscando un bar,
las gafas de sol que uso para no ver y mirar,
un corazón con cremallera,
la espalda que aguanta todo sin caderas,
el ruido que queda cuando cierra una discoteca,
unas manos que sueñan con tener boca para
no escribir y poder gritar,
pero son metáforas tan ciertas como este
poema que no voy a terminar
es el último para vos que no leerás,
porque
te hice olvido y ya ni tu rostro quiero recordar.
Ruben Mangiagli