Quererte por quererte, porque sí,
por puro antojo de pasarlo bien,
sin principio ni fin,
quererte vestida y desnuda para mi,
aunque tengas los pies fríos,
aunque a veces no me afeite por capricho,
quererte en un desayuno de tazas vaciás
una mañana de risas de febrero,
quererte también en diciembre y darte
un beso robado o prepotente,
quererte en invierno o en verano
con otoños intercalados en
septiembres de amores paganos,
quererte por más llueva o nieve,
porque quererte amor mio es
quererte siempre, en un instante eterno
que se disfrace de presente.
Ruben Mangiagli.
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Quererte.
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