Archive for marzo 2012

Sin palabras.


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Sin palabras.


Cuando los silencios hablan todas las palabras mueren,

son tan rotundos que aplastan los anhelos y estiran el

tiempo hasta hacerlo tan largo que las horas son


marcadas por los segunderos.


Como circulo sin fin que encierra sin entrada ni salida ,

quedo atrapado en el deseo de lo que quiero sea y no

en que lo que es , avanzo retrocediendo y no quiero

asumir el vació del tiempo.


Estoy tan jodido sabiendo que me quieres, y no puedes

que te disfrazas de excusas que son como el viento

que cambia de dirección según sea el momento,

y del norte vas al sur sin movimientos.


Si pudieras reaccionar, desvestir tu alma sin sentirte

desnuda, entonces podrías ver que no te voy a dañar,

porque cuando se quiere como te quiero yo, el

mundo mengua y queda entre tus dedos.


Ruben Mangiagli.


Entre dos aguas.


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Y qué si la quiero, y qué si te quiero, no hay nada que me impida hacerlo
puedo partirme en los sentimientos.

El amor no tiene nombres impropios , ni singulares, no se denomina y no
tiene ninguna ley que lo rija.


Puede llevar tu cara, el rostro de ella, ordenes indistintos, tú y yo, quizá
ella y yo, tal vez quedarme sin las dos.

No admite censuras ni opiniones en contra o a favor, porque ni yo puedo
explicar lo que siento amando a dos.

Puede que sea todo como una ilusión o un llamado de atención para que
entienda es mejor solo que dividirme.

Que todo es sin razón , que mezcla amores del pasado con amores de hoy
y que solamente tengo un corazón.

No es un triangulo, porque a ninguna engaño, solo escribo lo que me está
pasando y de la forma vivo el amor.

Si el destino quiere que seas tú, o por lo contrario que seas vos,no cambiara
lo que siento, porque igual perderé yo.




Ruben Mangiagli.


Máscara.


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Dizfrazarme de mi mismo para ser otro, y
que el espejo me mienta, para inventarme
que poseo lo que deseo, que todo lo puedo,
que tu quizá sea un si quiero, y las muecas
que hago cuando sonrío sea una risa y no
alqo que oculta te quiero pero no te tengo.


Ruben Mangiagli.



Besos desprolijos.


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No recuerdo los besos que he recibido
si muchos, pocos o demasiados, atados
a momentos en mi siempre significaron

algo, dejaron recuerdos diferenciados
de amor, de éxtasis, o juegos olvidados.

De pequeño solo rosaban mis labios y
mi deseo respondía asombrado a toda
la magia que iba descubriendo mientras
mi cuerpo inexperto se iba alborotando.

Despues fueron de pasión y de engaños,
como si pudiera coleccionarlos para asi
sentirme el más guapo, que si quería y
deseaba las bocas se abrían a mi paso.

Aprendí a reconocerlos, como si fueran
muestras de un catalogo.Pero el tiempo
me fue calmando, reconocí cuando las
almas se entregaban en un solo abrazo.

Pero de todos las bocas que recuerdo,
añoro unos besos desprolijos que me
han dado, porque no solo extraño los
labios, sino a la mujer estaba a mi lado.


Ruben Mangiagli.



Cuentos.


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Ella abre el libro en las paginas que ya conoce,son las mismas que cuenta cada noche, que habla de historias de duendes
y hadas, de castillos, de lugares donde la magia
existe en cada relato . Luego en puntas de pies va hacia el otro lado, a

a habitación donde otro niño espera ya con ansias
que también lea sobre héroes , dragones y valientes hombres que vencen
sus temores, en cuando los ángeles de los mejores
sueños y descansos placenteros velan y reposan sobre los niños nacidos

de su seno, ella cierra los suyos un momento,
para que ese instante dure para siempre, sabiendo que pase lo que pase
siempre estará con ellos, que su amor es
incondicional, y que nada malo podrá pasar porque lleva la Fe y será fuerte

como el hierro. Yo desde una puerta la miro y la
espero sin saber como respirar la ternura que es como el milagro correcto,
luego cierro mis ojos y ruego para que jamas
nada nos separe, y que siempre su mirada sea mi cuento de amor perfecto.



Ruben Mangiagli.



Como extraños.


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Quererte y no tenerte extraño presente que
conjuga verbos que creía desterrados y sin

embargo en mi memoria están grabados,
extrañar, esperar, queriendo no desesperar.

Que me quieras y no me tengas, por esas
cosas que la vida marca, diferentes tiempos
de anhelar, palabras que te enredan ,miedo
de perderte en un amor sin saber nada más.

Es como caminar y tropezar, mirarnos una
vez para seguir caminando, ser extraños en
nuestros cuerpos que se buscan, perdiendo
las almas, para seguir viviendo y aguantar.

No hay destino escrito, no hay rincones ni
lugar donde escondernos o escapar, mundo
pequeño de dos donde no podemos evitar
un amor que encontramos sin saber buscar.


Ruben Mangiagli.



348.


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Cuantas veces amamos a la distancia? Quizá nunca,
quizá muchas, la vida tiene eso, de que no sabemos
por donde caminará, no sabe de distancias, sí de
sentimientos, ella pone el destino, nosotros el juego.

Puede que teniendo al lado con quien vivamos, y
sin saberlo, naveguemos muy lejos, porque al final
el amor también muere, pasa como el tiempo, llega
su otoño , y es solo hojas llevadas por el viento.

Otras , que creemos queremos alguien muy lejano,
pero es la necesidad de sentirnos parte de algo ,
de que nuestra soledad tenga un justificativo, que
tengamos un motivo para vivir, para seguir soñando.

Imaginamos cuerpos jamás tocados, los hacemos
nuestros,creamos recuerdos del futuro, que añoran
cosas que no sucedieron, hasta a veces sentimos el
calor que rodea la piel, un aura de placer y deseos.

Pero lo mio es mucho mas concreto, sé la distancia
que me separa de ella, trescientos cuarenta y ocho
kilómetros, por cierto ,eso lo sé ,que no es nada lejos,
solo me separa una palabra, sí, y vente que te quiero.



Ruben Mangiagli.



Tarde de sábado.


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Me gustaría tenerte ahora en mis brazos,
aunque suene a un delirio de sábado que
va pasando entre café , tabaco y trabajo.

Seria como tomarme un descanso, una
suerte de beneficio que he ganado, por
quererte, por desearte en todos mis ratos.


Pasar una tarde de abrazos, de contarnos
lo que tanto sabemos, desconocimiento
de lo profundo, para soñar relajados.

Compartir un cigarro, hablarte de mi no
pasado, y que me digas que el futuro no
es nada sin presentes caminados,

Y si es verdad que muero por tus piernas
por tus ojos de cielo claro, esperaríamos
la noche para los juegos paganos

Estoy tentado de tomar la carretera, con
un destino fijado, que me ponga ante tu
puerta, y que por fin entiendas

que no eres un comodín, que te estoy
queriendo desde una noche de invierno
y que por ti todo puedo dejarlo.


Ruben Mangiagli.







 .

Mis demonios.


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No importa que sea una tarde o una mañana
o si se presentan en una noche larga, que no
conoce el alba y se hace infinita en puntos y
comas en algunas cosas que escribo.

No conocen de horarios y me toman de rehén
s
in rescate ni suicidios, agarran pensamientos
que no parecen míos, y disfrutan en lo vago
en que se tornan mis delirios.

A veces son genéricos, sin motivos afectan
mis ideas por el mundo que me rodea y que
sabe a podrido, que roba sonrisas a un niño,
sin culpas ni hastíos.

Pero los jodidos son los que se meten sin
piedad conmigo, que se hacen duda y mas
dudas, donde un por que no tiene respuesta,
y yo sin piedad me crucifico.

Se refugian y justifican en mis deseos, en lo
que quiero y no tengo, se hacen carne en mi
cuerpo, y como poseído sin exorcismo me
quedo solo y vació.

Si algún día pudiera vencerlos, o al menos
dejarlos dormidos, en ese momento en que
mi alma tendría alas de ángel caído, quizá
y solo quizá seria yo mismo.


Ruben Mangiagli.



Sentidos.


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Si te estaría besando no intentaría imaginar el sabor de tus labios,
ni el gusto de tu cuello transpirado, extasiado en tu cuerpo mis

manos te aprenderían, como un nuevo abecedario donde tu
nombre seria la primera letra que dibujaría en tu espalda
con el ultimo aliento después del orgasmo.

Algo así como una escalera de sentidos, donde el tacto de tu piel
seria quien gobierna mis manos, dándome tanto placer que
los sonidos de tus gemidos serian música a mis oídos,
mirarte mientras invado tu cuerpo, y mi corazón
sea pulso y motor de mi acto.

Noche larga donde cada sentido tenga su sentido, una comunión
de cuerpos entrelazados, y las sabanas que no saben de
nombres queden impregnadas del sabor de sexo que
dos amantes dejaron con sumo descaro, vestirte y
desnudarte para empezar de nuevo, mientras

las mudas paredes, piden a gritos un bis anunciado sin porque ni
cuando , brazos que se rinden como banderas de tregua
para pedir un descanso, y que nuestros cuerpos sean
presencia de presentes, y yo al fin deje de pensar
en el bendito misterio de tus labios.


Ruben Mangiagli



Si pudieras.


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Si pudieras mirar mis ojos cerca alguna vez,
p
odrías ver que llevo el tiempo en ellos,
y que mis parpados arrugados son sincera

muestra que he vivido y no solo de recuerdos,
que mis años no pasaron en vano, que fui
consecuente con lo que he sentido y siento.

Si alguna vez veo tus ojos, el cielo bajaría
cerca de mis labios y mi aliento próximo al
tuyo, intentaría robarte algún beso.

Y mis manos que cuentan historia disfrazadas
de otros, serian verdades que dirían, las letras
que escribo son miás y quieren ser nuestras.

Me he dormido en otros rostros, creyendo que
podría soñar lo que anhelo, pero desperté
cansado, y vació de nuevo.

Sin promesas, sin tiempos, entérate que te
espero, inmerso en realidades quiero sean
tuyas en historias concretas

y que cuando me digas al fin te quiero, sea
un día cualquiera, cuando menos lo espere,
cuando mis deseos ya me puedan.

Ruben Mangiagli.



Tiempo.


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Cuando cansada del amor que no es amor,
y la vida no se parezca en nada a lo vivido,
si la música es toda igual, y nada te cambia

de lugar, es que quizá me debas encontrar.

Donde la noche sea tan larga que te duela
despertar, y los días tengan muchas horas,
más de las que necesitas, y todo lo que te
rodea sean cosas vacias , ahí me pensaras.

Cuando el tiempo pase, y sabemos jamás
se detendrá, y ya creas que la espera no
sirve para calmar, que los días pasan y no
volverán, en la distancia me necesitaras.

Si los adverbios no te alcanzan y después
la memoria te parte a la mitad y el silencio
ni eco tiene ya, puede, no lo sé, mis letras
hayan muerto en tus tal vez o en tu quizás


Ruben Mangiagli.



Memoria.


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En la fisura que marca el tiempo en mi piel,
que como un mapa señala las cosas vividas,

mi cuerpo como anillos de árbol añejo tiene
las etapas que pasaron por mi, y se han ido.

Mi alma cansada de habitarme se quiere ir,
no importa a donde, a que lugar, solo salvar
lo que queda de ella de mi, para no morir
una madrugada fría sin que me vean partir.

No puedo escapar de mi memoria, porque
no tengo la valentía de borrarlo todo, de no
ser yo, para ser otro, un desconocido , que
ignora sus pasos, y corre por lo ya sufrido .

Querer a quien no debía, no querer a quien
lo merecía, amar perdido en dos aguas sin
temer ahogarme en mi mismo, como Dios
inmortal que se adueñaba de su sin destino.

No quiero arrepentirme de como he vivido,
ni esconderme en un rincón negro sombrío,
solo estoy cansado de ser lo que he sido,
una piel que habita a un hombre sin sentido.


Ruben Mangiagli



Incertidumbre.


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No puedo entender te acerques tanto y luego te vayas,
hasta la ola mas lejana llega a la orilla del mar.


Si tus miedos te pueden más, si caminan por toda tu
espalda, y no te dejan avanzar.

O quizá sea que no te intereso tanto, que soy como la
arena de una playa, que molesta al marchar.

No sé como acercarme, es como que perdí la intuición
que mata la distancia y nos acerque a los dos.

Mis palabras sin rima ni prosas, el balbuceo de un te
quiero, que dice todo y es nada.

Estuve tanto tiempo sin verte que logre me desdibujes
entre el pasado y el futuro sin presente .

De que vale necesitarte tanto en mi vida si tu no sientes
la necesidad en la misma simetría?

Miro la playa vaciá, que simula e imita mi vida, pasos
que dejo en la arena, que sin ti son huellas perdidas.


Ruben Mangiagli.

foto playa de Valencia 11.03.2012




 

Tus manos.


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No puedo elegir claramente una parte de tu cuerpo,
porque en cada una de ellas encuentro lo que espero,
la belleza que supera al tiempo, un cáliz de besos.

Pero tus manos son especiales, porque ellas tienen
de ti lo mejor que yo veo, contienen , acarician y
tus dedos dividen la tristeza en mi espalda y huesos.

Son las que trabajan día a día para darle vida a tu
niño, las que calman las malas noches de tu hija y
juegan con sus cabellos como si fueras una niña.

Las que escriben buscando soluciones creando la
esperanza para otros, que descansan solo cuando
duermes como herramientas de orfebre alquimista.

Son tus manos las que quiero mezclar con las miás,
para que mis letras se escurran como agua pintada
de primavera, mientras contengo tu impaciencia .

Quiero tus manos querida miá, porque son parte de
tu esencia, y darte las miás cuando las necesites, el
amor se funde entre los dedos cuando los abrazos

que te esperan en mi vida, se van apilando uno a
uno en la dilación los recibas, como promesa de
un te quiero, que te despertaran una mañana tibia.




Ruben Mangiagli.

Ser tuyo.


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No es mala la idea de sentirme tuyo,
se han creído tantas mis dueñas, que
lo único que aprendí es abrir puertas.

No se, olvidarme un poco de mi, que
me cuides porque si, que algún día
me hagas un café con gusto a tu piel.

Sentir que puedo recibir esa caricia
que espero, la que me sorprenda sin
esperarla de tus labios o tus dedos.

Que me mires y llegues a mi alma,
que seas mi lazarilla en mis noches
oscuras de recuerdos y pesadillas.

Tu mano se junte con las miás, y tu
sonrisa ilumine mi día, descanso de
tarde, delirios de noches sin prisas.

Tantos amores me han gastado, que
olvidé lo importante que es necesitar
sentir una verdadera mujer a mi lado.





Ruben Mangiagli





Extrañar.


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Tener todo lo necesario y más
y no tener lo que se quiere tocar,
que todos los paisajes estén disponibles,
y no verlos sin ni siquiera estar ciego,
algo así como ver tus ojos en todas las
miradas de los demás y no me vean pasar.

Una cama donde me estiro,
y abrazar el aire disfrazado de oscuridad,
soñarte para después despertar,
que los días vayan pasando
para que las estaciones se marchen y
me permitan olvidarte para volver a recordar,

es el maldito circulo del nunca jamas,
donde el cuento se hizo realidad
pero sin final, que las fotos reflejen
instantáneas de felicidad, y yo las apile
en una mesa para saber que fue verdad,
que me amaste y ya no estas.

Al final no te puedo contar
todo lo que te extraño, lo que significa
extrañar, porque inexplicablemente
se me presentan nuevas maneras,
que me recuerdan tu aroma, tus formas
en un calidoscopio de memoria mortal.


Ruben Mangiagli.



Mil versos.


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Ya no se cuantos versos te he escrito,
son tantos los que he tirado, que pegados
formarían un pergamino de incertidumbre
teñida de vació.

Prosas que contaban nuestro amor, sin
el temor del final, como un cuento de hadas
de nuestro país del nunca jamas.

Otras donde de tanto dolor se me arrugaba
cada renglón, mientras mi columna inerte
me paralizaba cada oración, como si cada
letra muriera por amor.

Algunos, muy pocos, con la ilusión de
tenerte otra vez, porque el reloj retrocedía
al ultimo minuto de pasión.

Este es el verso numero mil que te escribo,
sin saber que ya decir, seguro queda casi
muerto en la mitad, inconcluso poema
que termina sin empezar,

porque yo también estoy muriendo en la
soledad, donde me escondo de mi mismo,
porque mis letras no pueden más.



Ruben Mangiagli.



La memoria de tus besos.


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Era una tarde diáfana como tu piel, fría que invitaba a un café,

RM.

fresca cálida como tus besos en un cielo todo nuestro,
...

SN.

y el ocaso se asomaba imitando tus ojos verdes de ensueño.

RM.

Tus manos, suaves, cálidas.... presagio de momentos de éxtasis ,
lujuria y juegos,

SN.

si, mis manos que te aprendieron con el hambre del deseo en una
carrera frenética contra el tiempo,

RM.

traviesas e irreverentes cual niño.... incapaces de mantenerse quietas
pacientes de espera,

SN.

ante la novedad de lo inedito pero conocido, de lo lejano que se hizo
presente, para ser carne en la carne que crece por el deseo para
menguar después de los besos.

RM.

esos besos....esos labios ardientes, el recuerdo de un primer contacto
tantas veces imaginado y dibujado con sólo trazos en blanco y negro…
de repente coloreado con el sabor de tu boca… y a lo lejos,
la luna, testigo mudo de ese mágico instante.. la luna, el mar…
el olor a sal en tu cuerpo

SN.

y el sabor de tus labios dulce tabaco que como narcótico mágico me
alejaba del infierno para caer en otro fuego, que como hoguera de
invierno llenaba de calor las venas de mi cuerpo.

RM.

Son ahora mis manos las que acunan el recuerdo de ese fuego que
por tus venas corría y se hacía presente, son mis manos las que sienten
como la fuerza y la firmeza del deseo se escapaba sin remedio,
delatando una verdad escondida,

SN.

una verdad antigua como el tiempo, como cuando te decía, eres tan
hermosa que puedes cambiar mi día, sacarme de la melancolía y en
un instante donde nace tu sonrisa sentirme tan hombre que amarte
se hace fácil como ver un ocaso contigo en las playas de Oliva

RM.

lo recuerdo, si...precioso instante y mágico momento el que me regalaste
y dejaste impreso en mi recuerdo, así como tu sentiste hombre yo me sentí
mujer infinita, amparada solo por tu calor, tus palabras tu boca...

SN.

nuestras bocas que fueron memorias son besos que aun nos debemos.

Suzanne Nin - Ruben Mangiagli

( Escrito hecho con Susana entre recuerdos, sobre tablas a palabras abiertas. Gracias Su, por tu enorme arte.)





Perdón.


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Te perdono por haberme querido tanto,
por las noches donde fuiste tan miá y
yo lo tomaba como algo más de la vida.

También por la espera de tanto tiempo
y la promesa seriamos felices y que la

lluvia no seria tormenta.

Por las manos que recorrieron cada parte
de mi cuerpo y sin saberlo no memorice

la caricia ni lo besos.

En la desidia de creer que siempre es
para siempre y ni imaginar que todo se
acabaría en un rayo de silencio.

Que no hayas callado tu orgullo y se
haga parte del mio, y como caníbales
nos mordimos los cuellos.

Y también por no pelear por lo que se
quería tanto, nuestro amor que eterno
asomamos al abismo negro.

Perdón por la confusión en estas notas
que he escrito, no quise decir te perdono
me estoy perdonando a mi mismo.


Ruben Mangiagli.



Pétalo.


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Te tengo y no te tengo, o te tuve al menos creo eso.
Me quisiste y lo dijiste, y yo
te lo creí y no sé hice bien en creerlo.
Te quise y aun te quiero, o será que no y no puedo.
Amor que duró tanto y se
consumió en un momento.
Porque amor donde solo uno ama, es lo mismo

que nada, es sentir la soledad
de dos en un universo, algo así es, te diría como una
margarita que se deshoja ,
deseando diga una verdad que al final es la
mentira mas grande de
todos los tiempos, te tuve. no te tengo, quiero tenerte,
el pétalo cae a mi lado, solo
para que se lo lleve el viento, y la misma pregunta de
siempre
Me quiere o no me quiere? ridícula forma de perder el
tiempo.



Ruben Mangiagli