En la estática quietud de mi locura,
que va moviendo mi vida, te espero,
ya sin saber como decirte te quiero,
como un idioma que es ciego, y mi
cuerpo preludio de muerte que va
andando sin que nadie lo desee, sin
alma vendida quisiera inventar un
abecedario de mi delirio sin final.
Es mi espalda la que me pesa, que lleva la carga de imaginar.
Y mi columna que brota de espinas
me flagela en la distancia, y el reloj
avanza ignorante del daño que causa
en los orgullos de las suposiciones
que no tiene dueños ni banderas, la
luna desaparece para ser luna nueva.
Mi piel que guarda tu memoria, te invoca con o sin certeza.
Mis manos, huérfanas letras, juegan
entre ellas, entrelazan el vació de lo
que no existe, y ni el agua pueden
retener, porque sin ti se hace hielo
que quema mis dedos, y las palabras
que un día fueron claras, van y vienen
encliptadas de los códigos que al final
son solo símbolos de lo que fue y de lo que hoy es casi nada.
Y mis pasos que me alejan despacio
aceleran tu perdida, las huellas se
borran sin dejar señas, desconcierto
de ideas que solo se resumen en una
palabra, extrañar, un verbo que mata
sin matar y muero sin saber como hay
que resucitar, cierro los ojos, quizá hoy no te vuelva a soñar.
Ruben Mangiagli
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Locura.
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