Un día se terminaron los inviernos
que por ser
tantos se me amontonaron en días
grises que parecían duelos.
Y los colores volvieron uno a uno
en fila como
se fueron y formaron
otros inéditos.
Los amores pasados escaparon
con lo inesperado
de lo nuevo a rincones
que ahora no recuerdo.
Mis ojos vieron los tuyos, mezcla
de hierba y barro,
donde los míos
brillaron de nuevo,
y canté Victoria, como si hubiera
ganado todo de
pronto y volví a
sentirme tan lleno,
y tan pleno que mi vida comenzó
en el momento exacto donde
por primera
vez me dijiste te quiero.
Ruben Mangiagli
© 2012
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Inédito.
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