No voy a negar que las uvas de
tu vino me confundieron,
es que me dijiste tantas veces
te quiero
que termine creyéndolo.
No es un reclamo, ni que vaya
a necesitar tiempos de
duelo,
es que a veces aunque no lo
creas aun siento,
pero a pesar de ello también
pienso, y lo que es
cierto
puede mucho más que los
sueños y los deseos.
No me arrepiento de haberte
querido, de morir
por tus besos, de haberme
perdido en el aroma
de tus cabellos,
ni de mirar una noche frente
a mi tus ojos de cielo
donde los míos vieron que lo
posible era solo
un cuento.
He perdido, quizá los dos lo
hicimos, pero la diferencia
es que yo podre querer a
otra como te quiero,
pero tú cariño,
jamás sentirás en tu boca los
besos que te debo y
aunque creas que te espero,
mi corazón partió conmigo
la noche que nos tocamos y
ni siquiera nos hemos sentido.
Ruben Mangiagli.
© 2012
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Cuando comenzó mi olvido.
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