Al
final sin vos conocí esa soledad
tan
profunda de estar rodeado
de
personas,
la
de mirar el reloj y ver pasar las
horas,
sin importar el
calendario,
esa
donde evitas verte a los espejos,
por
miedo al reflejo.
Me
olvidé de sumar y todas las
cuentas
me dan uno,
y
me quedé en el recuerdo por
gusto
y sin apremios.
Quizá
haya sido el precio de amarte
sin
saber hacerlo,
una
justicia injusta donde los jueces
condenan
sin pruebas
y
te encierran entre tu piel y
tus
huesos.
Al
final casi sin darme cuenta me
sobra
vida si no
te
tengo.
Ruben
Mangiagli
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