Hay un hombre sentado sentado en un escritorio,
de madera de roble con algunos cajones,
parecen muchos pero no lo son,
en la vida se no se juntan tantos recuerdos la verdad,
con tres cajones alcanza, no son necesarios más.
Sus manos saben de memoria los movimientos de
las palabras, de los verbos y adverbios,
sobre todo los de tiempo sin cantidad.
Pero está cansado de escribir, de que no lo lean y
también de esperar,
su mirada ya no puede ver más allá, puede que
los caminos ya no se dejen caminar,
o que los senderos de engaños se acabaron sin
tener ni siquiera un final,
Está cansado, de todo, de nada, de lo que vendrá.
El tabaco y el café saben todos los días igual, como
las estaciones que ya no cambiarán.
Mira las hojas en blanco, aún tiene tanto para
contar, historias para narrar,
poesías para regalar, pero ya no quiere hacerlo,
siempre son como pasos para atrás,
la falsedad de la verdad,
un amor que no pasará,
un sueño del que hay que despertar,
Guarda las hojas en el tercer cajón, ya casi no
hay lugar para algo más,
sabe que tiene reservar una página más, por si
acaso, por las dudas, por lo que no hay.
Se mira en el espejo, ese hombre se parece a él
y a mí,
Pero no sabe quien es, un vago parecido, algo
en común, una idea sin realizar,
se mira de nuevo buscando una señal o una
identidad, pero solo ve
a un hombre acabado que ya no quiere escribir
ni un palabra más.
Ruben Mangiagli.
Archive for febrero 2019
Entre cajones llenos.
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Esa fantasía.
.
La fantasía es la esencia de toda escritura para niños, como creo que lo es para la escritura de cualquier tipo de libro, para cualquier acto creativo, y tal vez también, para el acto de vivir.
Aunque de adultos la imaginación cambie.
Escondida en el espejo.
.
No te escondas,
nadie te va ir a buscar,
las películas de amor se terminan,
la fantasía también,
aunque creas eres demasiado hermosa
para hacerte mayor,
lo que has perdido cuesta el doble si lo
quieres recuperar,
no siempre se puede jugar,
si pierdes, algunas veces pierdes más,
dama o puta,
da igual si es de día o de noche,
tendrás que optar
porque quieres ser de alguien
y no te importa
si te partes por la mitad,
y cuando te mires al espejo no te encontraras,
ser un reflejo no es una imagen
para recordar.
Sigues siendo demasiado hermosa, es verdad,
pero eso no te alcanzará,
Ruben Mangiagli
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.
Cuando pienso que me estoy haciendo mayor me entra el pánico. Es como si de repente cayera en la cuenta de que tengo ante mí un pasillo infinito, repleto de puertas. Detrás de cada una existe una posibilidad, pero también hay un riesgo de equivocarse y ya no queda tanto tiempo para ir probando.
Cuando nacen los demonios.
.
Esa noche en la habitación del niño nació un bosque.
Y el bosque creció y creció hasta que el techo se cubrió de enredaderas y las paredes se transformaron en el mundo a su alrededor.
Caminó por un piso de parquet lleno de hojas secas y muertas, con rasguños y lagrimas en el rostro sin saber si estaba en una pesadilla o se había hecho adulto aún siendo niño.
Y, cuando llegó al lugar donde viven los monstruos, ellos rugieron y crujieron sus afilados dientes y lo miraron con sus terribles ojos y le mostraron sus terribles garras hasta que el niño dijo,
"¡Quietos!"
Y los domó con el truco mágico de mirarlos fijamente a sus ojos amarillos, sin pestañear y se asustaron tanto que dijeron que él era el monstruo más monstruo de todos.,,
Un nuevo demonio habitaba sobre la tierra.
Lo siento por mis errores
.
.
Tantos, y sin embargo pocos si los pones en fila durante una noche , mientras vacías unos cajones e intentas ordenar la desgracia.
Las fotografías de Buenos Aires, Barcelona y lo demás, viejos billetes de avión y bus, un sobre con análisis, un montón de carpetas con escritos y poesías que jamás publicaras, unas cartas con la caligrafía de determinada señora que durante determinado periodo dijo amarte.
No son tantos errores, ni tantas calamidades aunque calaran, dolieran y sumen equivocaciones evitables.
Sí, los pones en orden, olvidas y sigues adelante.
Llama.
.
Quiero encender tu amor,
tu placer,
y tu bondad,
Verte feliz caminar y sonreír,
hacerte reír
hasta llorar,
quererte y que me quieras,
ahora y sin importar
lo que vendrá,
porque somos lo que dura
una llama de flores
y poco más.
Ruben Mangiagli.
Cobarde.
.
Ojalá vinieras
sin lagrimas,
harta de haberme esperado,
enojada
hasta ese punto que con tu rabia
golpearas mi puerta
y me dijeras
a gritos:
Cobarde, sal ahora mismo,
y enfréntate
al amor de tu vida.
El bar de los olvidos.
.
No existen los ángeles
lo sé,
puede que tampoco Dios,
que el infierno sea un concepto
que habita solo
en mi interior,
Que nunca se pare de caer,
que la cuesta arriba
sea al revés,
donde mi soledad aprendida
aún no dio el
examen final.
Puede que mis dedos sirven
para sumar
pero no sé restar
que sean hábiles para escribir
historias que no
pasaran,
y que la poesía solo sea un
vaso de licor
tras la barra de un bar
que espera ser llenado con tus
mentiras
y por mi sin una verdad,
mientras que alguien, ya sea
por nada o por piedad
pone en una fonola
una vieja canción de amor
para que los solitarios
podamos recordar,
que algunos jamás tendremos
ninguna opción de
poder olvidar.
Ruben Mangiagli