He aprendido a domar el tiempo
ya no me importan los días,
los años ni los calendarios.
También mis deseos
las ansiedades y ese temor
constante a los desencuentros,
hasta mi cuerpo, que ahora
entiende que mejor calidad a
urgencias y hasta luego.
He aprendido a domar todo lo
que pretendo y dejar de parecerme
a un león hambriento.
Pero tengo que ser sincero, hay
algo que ya no puedo, dejar de
quererte como te quiero,
aunque no me importe el tiempo,
los deseos y ni las urgencias
de los desvelos,
juro que lo he intentando, pero
dejar de sentir que te quiero
tanto, ya ni lo intento.
Ruben Mangiagli
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No puedo.
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