Sueños rotos,
huesos de un corazón
que jamás se soldarán,
coraza de cristal.
el cansancio de las letras
que desgarra
mis manos
y mi carne
que parece joven y mi
alma vieja que crece en
mi mirada
mientras mis días pasan
sin pasar,
ya no tengo
ganas de amar, de amarte
por amar
no siempre
el río termina en el mar
ni los verdugos
pueden matar
lo que murió sin suspiros
antes de empezar,
añicos de sueños
que nadie quiere juntar
porque
nada hay más
propio que los sueños de
de alguien
que jamás supo soñar.
Ruben Mangiagli