No es alta,
tiene el cabello como una cascada,
su espacio vital
no abarca casi nada,
sus piernas,
ideales para llevar faldas,
pero si extiende los brazos
puede dar el mejor
abrazo,
quizá no sea el esperado pero si el necesario,
y si miro sus manos,
en cada palma tiene la magia de
las palabras,
con sus dedos dibuja en el aire
sueños inesperados
y cuando sonríe
cambia todo,
los colores son otros, pasteles en
degrade,
como si existiera la tonalidad de
las frutillas entre el
verde y las tinieblas de los miedos escapan
entre comillas
al son de su risa,
Ella no es alta, no,
pero es inmensa en cada uno de mis días.
Ruben Mangiagli.
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Degrade.
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