Perdámonos en otra época,
podría
ser por los sesenta y
que la libertad te rodee de flores de primavera,
donde la noche este llena de estrellas
y lunas
de psicodelia y contarte
una historia a la luz de
las velas de un pez que vivía fuera de su pecera
que caminaba por tus bordes
esperando
que lloviera y entre
cigarro y cigarro
las esferas formen ángulos y en la habitación
haya tantas manos que
perdamos
la cuenta, de repente en un piano de
verdes almendras alguien grite entre las teclas
hagamos el amor y no
la guerra
y nuestros cuerpos sean
el campo de la paz sobre la tierra y mientras
uno te besa
mis dedos
escriban sobre
tu vientre unas palabras donde los puntos sean
tus pecas y terminen
en el vértice
de tus piernas cuando
tengas una pequeña muerte
que nos anuncia que la vida recién comienza.
Ruben Mangiagli
© 2014
Psicodelia.
.
31
.
Y mis besos descenderan desde tus hombros y serán cubiertos por tus cabellos como cometa de hielo y fuego caeran por tu espalda para descansar en las curvas de tu cuerpo.
RM
© 2014
Si al final.
.
He roto el orgullo de extrañarte,
porque me cansé de juntar
los ángulos de cada uno
de mis pedazos.
Sabemos que el tiempo no cura
ni al tiempo y la palabra fin
nunca acaba de terminar
ni de empezar.
Te digo adiós con mis manos
por detrás, para no tentar
esta suerte de perderte
de una vez,
no vaya a ser que mis dedos
sin querer te escriban
otra vez y al
final
quieras volver al instante en
que te conocí, sabiendo
que justo ahí es donde
no quiero ir,
porque si todos los caminos
me llevaron a ti es que
jamas nunca supe
partir.
Ruben Mangiagli
© 2014
Ni una.
.
Estoy dispuesto a matar
cada palabra mala,
sin piedad
ni remordimientos,
una a una
hasta acabarlas,
no dejar ninguna entre
mis letras,
para no
sentir esta soledad
de quererte
tanto
cuando no estas, bam!!
Ruben Mangiagli
© 2014
Dibujo.
.
Quiero empezar a dibujar
porque mis manos necesitan crear,
necesito entender que en mi
vida estuviste desde el principio y
sin final,
y poderte pintar en una
agenda escolar como cuando niño
mis lapices trazaban el
sueño de una mujer pudiera amar,
y entre juegos te veía
donde mi poesía aun no nacía en
mis dedos y no sabia
decirte que todo sucede y me sepas
esperar.
Ruben Mangiagli.
© 2014
Incipiente.
.
Necesito en mi incipiente carencia
que me proveas de cosas
nuevas,
que la fantasía haga tierra y mis
manos desciendan por
tus caderas.
Que mis pasos sean la revelación
de cada una y de todas tus
promesas,
y tu boca toque el aire que me da
vida y me rodea, que me
respires,
que huelas, que recorras y sientas
con tu boca las elevaciones
que me creas,
y ser tu hombre por derechas y la
izquierda, de costado, de
frente,
por detrás y donde quieras,
y pensar que mi
vida comienza donde terminan tus
piernas,
y entonces
que el amor sea sexo y viceversa
de la unión de dos cuerpos
se desean
y una sola alma que se encuentra.
Ruben Mangiagli.
© 2014
Veta.
.
Amor, desnudo de vestidos nuevos
en otro cuerpo de distinto aroma,
que esperaba en las diferentes
puertas donde las vetas de
la madera formaban tu nombre,
amor que no había sentido,
que no sabia podías inventarlo
pero siempre el
amor,
amor eterno,
adolescente amor,
inmadurable.
Reconozco en la luz de tus locuras
la oscuridad profunda invadida
por los mismos astros, la ternura,
que espera en tus imbesados labios y
tu cuerpo inedito a mis caricias,
y escribo para que mi última palabra
quede en tus manos y
disuelva las esperas.
de tanto sentimiento
que volver sea comenzar lo inacabado.
Ruben Mangiagli.
© 2014
30.
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Tengo a alguien podría decir que es especial, con quien nos compenetramos con tal naturalidad que a veces no se sabe dónde comienza el pensamiento del uno y termina el del otro, y tengo la fortuna de que en mi caso también sea así en todos los aspectos, aun lo más intimos. Nos gusta escribir a medias en nuestros dialogos, y aunque eso conlleva sus dificultades, por lo general cada cual es capaz de continuar la idea o los sentimientos puestos en las letras por el otro e imaginar las cosas despues sucedan y todo sea nuevo, inedito, atemporal , sin estaciones, donde la noches es cuando queremos y ahi, solo ahi olvidamos los miedos, que solo es uno en muchas formas, el de volver a perdernos.
RM
© 2014
Reyes.
.
Ella dejó sus zapatos en
la puerta, había sido una niña buena,
pensó en dejar también
el vestido como ofrenda y una nota
donde en parte pedía algo,
donde en otra era agradecida por tanto.
Cuando se abrió el portillo
sin capas ni coronas, sin mirra ni oro,
tampoco incienso, un
hombre le trajo su regalo tan esperado
y lo que sucedió en esa
habitación nunca se atrevió a contarlo,
pero por primera ves creyó
era verdad existían los tres reyes magos.
Ruben Mangiagli.
© 2014
a historia de Flora y Gatomate XLXL
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Gato siempre dice que Flora es cosa seria, pero cuando él se pone serio tiemblan azoteas y se golpean ventanas; se le erizan los bigotes y arremete a toda labia y no importa si Flora está ocupada, triste o enojada, él se impone con su lógica pragmática, medio gatuna, medio humana y las horas se tiñen de gris por un rato, los arco iris desaparecen, las paredes por las que otrora gatearon entre ronroneos felices se tiñen de negro opaco; pero de pronto algo ilumina ese cielo que siempre es testigo, una luz nunca vista por ellos que los encandila, y se miran atónitos y se redescubren; ella ve a su Gato, al de siempre, al que cada día es uno nuevo y lo abraza como a ella le gusta hacerlo; arráncandole la pipa, despeinando su barba, escondiendo las garras; porque sabe que nada vale tanto como ese Gato y la forma que tiene de amarla.
V.D.
29
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Cuando el arte se asemeja a los sueños, cuando los sueños se parecen a una persona, cuando la persona se hace pintura, y al final es casi todo lo mismo, cierro los ojos y caigo en el abismo de tu cuerpo.
RM
©2014
Nena.
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Y asi creció ella, para ser hoy como una reina, libre, conversa, hacedora, complice en todo, una cosa seria como una gata Flora, una mujer única en todas sus formas.
RM
© 2014
Antes de ti.
.
Extraños cerrojos que no abren
puertas, mil ventanas
siempre abiertas,
vivir sin darme cuenta, sentir y
no sentir, rodar como
un rueda
que se gasta de hacer caminos
en un circulo que
jamas comienza.
Mi mente que hace recuerdos y
memorias como si
todo fuera un manual de
hojas viejas.
Engaños de primavera con olor
de otoño en los cuerpos
y esperar solo para ser
más esperas,
y creer que si, que merezco tener
lo que siempre se me
escapa, una mujer que me
mire y entienda
que mis silencios también forman
mis vivencias y que solo
puede abrazarme en mi
rincón oscuro
de soledades muertas si un día me
dice casi sin darse cuenta
que me quiere sin pedir
respuestas.
Ruben Mangiagli.
©2014
Ausencia.
.
Sabes que te quiero,
que no hubo un punto de comienzo,
es algo que traspasa
la distancia y
el tiempo,
que no necesito
explicarlo en cada momento, que
estas en cada parte
de mi alma y
mi cuerpo,
y tu dolor es mio,
se hace carne de mi carne, en partes
iguales en mi alma,
en mis manos y
pensamientos,
que daría lo que
no tengo porque una sola lagrima
no caiga por tus mejillas
y se duerma en
tus pechos,
que sé de los mil
abrazos que nos debemos, y esta
noche entregaría mi vida
por darte uno
de ellos,
y sin embargo no
puedo, ambos vemos el vaso que
esta vació y lleno
de esperas y
sueños,
y nos llueve por
dentro en esta noche que es todas
las noches de un
invierno sin
dueños,
sobrevimos a tanto
juntos que no lo entiendo, ausencia
de uno que es de dos
y un amor sin
palabras,
tan mudo, tan poco
nuestro que lanzo estos versos al
viento, esperando lleguen y
amanezcan junto
a tu lecho.
Ruben Mangiagli.
© 2014
Palabras
.
No sé porque hablan de mi amor,
como pueden sentir
lo que tanto le cuesta entender a
mi corazón,
querer contarme como es a mi al
menos una de mis
maneras de amar, y opinar si está
bien o mal,
si no tienen ni idea de lo que me
ha costado encontrarte,
que te espere en cada rincón, en
cada lugar,
intuyendo, aprendiendo, mirando
para que cuando pases
la memoria de mis manos puedan
recordar
que alguna vez supe amar, y que
mis dedos no se
olvidaron lo que es acariciar una
mujer de verdad.
Cómo pueden hablar de mi amor
si hasta yo
pierdo la cuenta de las diferentes
formas moriría por vos,
y que te quiero tanto, porque en
solo en tus ojos
de verde tierra los míos calman
su dolor.
Ruben Mangiagli
Esa mañana.
.
Se encontraron en el mismo café, era como un ritual, las miradas repetidas, cada uno sabía lo que el otro pedía, él un café con leche y dos medialunas, ella quizá por su ascendencia que se notaba en sus pecas un té con leche y dos tostadas.
Y lógico fingir que se ignoraban.
Nunca quedó muy claro los por qué, si se debía al otoño que jugaba con los destinos, si era una carga de atracción tan fuerte que se no se mezclaba o si en realidad no era nada, no se justificaba.
Lo cierto es que algo cambió esa mañana.
Había otro mozo, uno nuevo, que no conocía sus gustos, así que cuando cada uno pidió lo suyo tuvieron un motivo para mirarse, y ademas el mozo les dio charla a los dos, cosas triviales, y ahí a la vista se sumó el sentido del oído, se escucharon.
En un momento, el impecable señor de ropa blanca, en forma inesperada la miró a ella mientras servia en la otra mesa el café con leche y le dijo, no piensa ud lo mismo señorita?, ella desconcertada dijo , si claro, y él hombre dijo no, yo no estoy de acuerdo, la poesía no pasó de moda, aun hay hombres y mujeres que creen en el amor, en su manifestación necesaria en algún preciso instante, Cecilia, así se llamaba ella, se quedó mirándolo como asombrada, jamas después de tantas mañanas hubiera imaginado un comentario así de Daniel, el señor del café con leche, y le respondió que si , que coincidía en eso. El mozo, desconcertado ante el cambio tan radical de opinión de ella, se alejó sonriendo y pensando en lo volátil de las ideas de las mujeres, en como pueden cambiar en segundos.
Ellos dos se quedaron en su mundo de literatura, se olvidaron de ir a trabajar, de la hora de la comida, solo hablaron, se miraron, se conocieron y confirmaron que estaban enamorados desde la primera vez que se vieron.
Quedaron para desayunar la mañana siguiente.
Al llegar al otro día, el mozo de siempre se acercó, un poco confundido la verdad, a la mesa que ahora ocupaban Cecilia y Daniel, con el café con leche , el té con leche, las dos medialunas y las tostadas.
Casi al mismo tiempo los dos juntos le preguntaron por el señor los había atendido en día anterior, el mozo los miro como si fueran locos, y les dijo ayer estuve yo, y la verdad me extrañó no verlos por acá.
Un silencio los rodeo, pero tampoco hubo preguntas ni respuestas, el amor tenia formas increíbles para acercar a las personas.
Nunca más se ignoraron, nunca más se separaron.
Ruben Mangiagli.
© 2014
Envuelto.
.
En mi vida imagine que el
amor fuera así,
que viviría envuelto en ti
desde el primer día te vi,
que mi dolor se calmaría y
que dormir me sirva
para soñarte una y otra vez
más.
Puedo decirte que eres mi
lluvia que moja mi calor,
el fuego que no se termina
de mis inviernos,
mi historia de hoy, mi
pasado sin ayer,
el porque de una amanecer,
todo lo que quiero
escribir y ser.
La mano para sostener
cuando me toqué envejecer,
la mirada que quiero ver,
la que respire mis suspiros
en la noches donde cada
palabra vuelva a nacer.
Te siento en mis huesos, en
mis brazos ahora fuertes
que te sostienen,
eres el aire que entre
mis costillas me dice que
la vida es buena y me
quita el miedo de morir.
Sigo envuelto en ti y no
esta mal si al ver tus ojos
puedo decirte que te quiero
como nunca quise a una
mujer jamas.
Ruben Mangiagli.
© 2013
Heridos.
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No puedo pelear si te entregas
porque tu herida
me atraviesa
a la mitad,
no podemos caminar, y no sé
si esto es rendirse,
pero no me voy a
arrastrar,
no puedo morir, no puedo ni
siquiera respirar
ni elegir ni
optar,
no hay magia, un camino sin
pasos que dar no nos
va a encontrar
jamas,
quedamos parados sin poder
mirarnos, sin pactar un
simulacro de la
soledad,
y no sé donde ir porque no
sabes donde estas,
ya no hay tiempo
para esperar,
porque no puede haber solo
un final si no pudimos
empezar, solo vacío
sin verdad
Ruben Mangiagli.
© 2014
La cena.
.
Digamos que no había un menú definido, pero si era una cena especial donde todo estaba permitido, además era la última del año y el postre seguramente el primero del nuevo que estaba llegando.
Sirvieron la mesa como es debido, con educación sumada al estilo. No es que fueran de alta cuna tan solo bien enseñados.
Se pusieron sus mejores atuendos, ella un vestido largo con escote que provocaba cosas indefinidas según era el ritmo de su respiración, él saco y corbata, como no podían elegir la estación de su universo, dejaron en el perchero los abrigos, no vaya a ser que el invierno los sorprendiera en pleno verano o un viento de otoño refrescara la primaveras de antaño.
El primer plato fue clásico, un poco de ensalada a gusto de cada uno, pero el segundo y principal fue variado.
Primero se comieron lo malo del año, la envidia, los desengaños desencadenos, esos fueron sus primeros bocados que a modo de juego le pusieron nombres, este trozo son tus hermanas dijo él, ya nos la quiero de cuñadas, ella no reprochó nada, tragó sin excusas mirando a su amado, luego agregó ella , este otro que es muy abundante son tus amigas que no me gustan, las que detesto tanto, entonces tuvieron un duelo de miradas, pero ya estaba acordado, así que fueron parte del menú malo.
Ya mas tranquilos, relajados repitieron plato, pero lleno de porciones buenas, así fueron pasando el rato, compartiendo el tenedor de cada uno en la boca del otro, aquí va un poco de sueños y otro de proyectos mezclados con besos de un día soleado, luego comieron otras cosas, parte de cada pasado, el tiempo que no estuvieron juntos, los momentos peleados, un ángel que se acercó a la mesa también terminó devorado, no querían invitados, ni intrusos, ni curiosos de paso.
A las doce brindaron, enamorados.
Y el postre se sirvió ya en el nuevo año, fueron ellos mismos, sobre la mesa hicieron el amor, libres de cargas, llenos de caricias que nunca se habían prometido, que nunca se habían dado.
Ruben Mangiagli.
© 2014
Caminando.
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Da dos pasos hacia mi,
uno porque quieres
otro porque te lo pido,
yo haré otro tanto.
Dame tus manos, una
para acariciar y otra
para cuidarte,
y tú repite el acto.
Y cuando estemos a
punto de estar casi
pegados,
separarnos,
solo para poder ver,
mirarnos y
sentir lo logramos,
abrazarnos,
respirarnos,
fusionarnos,
a pesar de todos y de
los cuando, a pesar
de nosotros,
y restar los besos que
se adeudan a esta
felicidad de
habernos encontrado.
Ruben Mangiagli.
© 2014