Da dos pasos hacia mi,
uno porque quieres
otro porque te lo pido,
yo haré otro tanto.
Dame tus manos, una
para acariciar y otra
para cuidarte,
y tú repite el acto.
Y cuando estemos a
punto de estar casi
pegados,
separarnos,
solo para poder ver,
mirarnos y
sentir lo logramos,
abrazarnos,
respirarnos,
fusionarnos,
a pesar de todos y de
los cuando, a pesar
de nosotros,
y restar los besos que
se adeudan a esta
felicidad de
habernos encontrado.
Ruben Mangiagli.
© 2014
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Caminando.
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