Y si...


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Y si mañana cae un cometa,
la luna se convierte en una estrella,
si el sol no sale,
o se apagan todas las luciérnagas?
Que haré con tanto amor que me queda?
Si solo lo sé yo
si no se entera ella.

Ruben Mangiagli



Un instante en el calendario.


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El calendario de mi vida
está marcado
por los amores que he vivido,
tiene años buenos y malos,
meses de cabellos oscuros,
también con ojos claros,
días de sexo, alcohol y tabaco,
algunos nombres propios
y otros que he olvidado,
amores de estaciones,
algunos tan efímeros que no
quedaron marcados,
pero sólo un instante quedó
vacío en la orfandad de
saberse renegado,
cubierto de una negación por
el tiempo pasado,
ese donde nos dijimos adiós
sin pronunciarlo,
carente de un beso, de un
hasta luego, de
un ojalá nos saludemos una
tarde cualquiera
que no sea un cumpleaños,

Ruben Mangiagli



Degrade.


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No es alta,
tiene el cabello como una cascada,
su espacio vital
no abarca casi nada,
sus piernas,
ideales para llevar faldas,
pero si extiende los brazos
puede dar el mejor
abrazo,
quizá no sea el esperado pero si el necesario,
y si miro sus manos,
en cada palma tiene la magia de
las palabras,
con sus dedos dibuja en el aire
sueños inesperados
y cuando sonríe
cambia todo,
los colores son otros, pasteles en
degrade,
como si existiera la tonalidad de
las frutillas entre el
verde y las tinieblas de los miedos escapan
entre comillas
al son de su risa,
Ella no es alta, no,
pero es inmensa en cada uno de mis días.

Ruben Mangiagli.



El conocimiento del deseo.


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El conocimiento, el descubrimiento que dos personas comparten a través del deseo, puede crear algo más poderoso de lo que ninguna de ellas podría crear sola, ni siquiera en sus más febriles pensamientos.


317.


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La soledad tiene mil rostros y ninguno.


Incertidumbre.


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Puedo oír a veces
el sonido de las luces de
las estrellas,
ver las ilusiones que
depositaron en ellas los
amantes

una noche cualquiera
en una primavera
de hace cientos
de años
sentados a la
vera de los deseos y las
promesas.

Puedo hablar con
las flores, incluso las que
están muertas
para consolarlas porque
sus perfumes
se han ido con ellas.

Puedo también ser
parte de un
poema, una estrofa perdida
que se quedó sin rima,
obsoleta por un amor que
nadie reclama
y que fue tan efímero
que no duró ni un palabra,

Puedo cosas tan extrañas
e increíbles
que algunos dicen tengo
una locura
extraordinaria y otros que
nada me quieren
que es insana.

Pero no puede olvidarla
ni una mañana,
un día,
una semana,
ni en estos años de
nostalgias

y lo que más incertidumbre
me da es
que no pueda
ni siquiera hacerlo
en otra vida que aún no
he vivido
encontrándola en
tantas miradas.

Ruben
 Mangiagli


316.


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Una canción cualquiera puede, a veces, con su hermosura elemental herirnos el corazón durante tres eternos minutos.


Todo cambia,


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No sé lo que pasó,
ni cómo fue,
pero una mañana
la angustia se transformó en dolor,
y la verdad,
tiempo después
con mucho esfuerzo
el dolor se hizo tristeza,
y luego de algunos años,
un día pude despertar sin notar
que me faltabas,
y estaba todo bien.
Daría todo lo que pudiera para
que hoy nada te haga daño,
porque te quise
y te quiero,
pero ya no estoy de esa manera
para vos,
las manos un día se sueltan,
y toca caminar solos,
otra vez,

cómo una tarde antes de
conocernos,
cómo mi primer noche después
de tu adiós.

Ruben Mangiagli



315.


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Ella amaba los libros,
yo escribirle a ella,



Vivo.


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Estoy vivo,
y la persistencia de este hecho me fascina,
es como que he conseguido sobrevivirme,
a pesar de mí y
en contra de mi mismo,
y estoy viviendo una nueva vida,
una vida póstuma
de lo que me resta
vivir.


Ruben Mangiagli


314.


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Podría correr cien años y seguiría llegando justo en el instante cuando tu puerta se cerraba.


Creencias.


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Cuando era joven,
yo creía en el dicho
que la cura para el dolor era el amor.
¿Cómo sería el dicho si pudieras mirar a través de mis ojos hoy?
¿lo creerías?
Cómo sería si yo miraría con los tuyos?
acaso,
¿Otra mentira?

Ruben Mangiagli




312


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El amor siempre te da señales solo hay que estar atento.


En la noche de la medianoche.


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Y me pateo
la medianoche en Valencia,
camino recuerdos que no sucedieron,
besos no se dieron.
instantes se perdieron,
un amor de tantos siglos
que lo tengo tan guardado en los libros
que ya jamás leo
por miedo a encontrar tu nombre,
y camino la noche
por si te encuentro,
de casualidad,
milagro,
por si está escrito en algún lado,
porque tal vez
no quiero llegar a casa
para escribirte
de nuevo y
ya no puedo.

Ruben Mangiagli



310


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Hay personas que piensan el mundo es una fiesta y no los invitaron son los "lastimeros" esos que quieren contagiarte su tristeza sin importarles la tuya.


Buscame.


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Si te gustan mis poemas, déjalos caminar en el atardecer, un poco detrás de ti para que puedas buscarme.


La nada.


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Mi sed de los recuerdos tendrá su lluvia de olvidos
que se llevará tu memoria,
la mía,
lo que fuimos y no,
y seremos parte
de un río, de un mar
o del mismo océano un día separó todo el destino.


Ruben Mangiagli


Fragmentado.


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Como siempre.
Del ser al no ser.
De la mañana a la noche.
Como un papel doblado en cuatro en blanco.



309


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La música es el ritmo de la poesía
que se hace humo como las
palabras jamás
serán escritas.



Arboles.


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Los arboles de mi memoria
son negros
de raíces tan profundas que

un día tocaron el cielo,

coronados de cenizas que
no son grises ni blancas,
y guardan palabras

que fueron dichas,
y otras que quisieron ser
olvidas,

o algunas que están ahí
desamparadas
a la intemperie de mi alma,

Son añejos, no dan sombra
ni protegen a mis
sueños de la lluvia,

pero entre todos ellos aun
hay un espacio
para que nazca una flor,

solo una, que por increíble
parezca espero sea
una con pétalos de amor,

para que entre el paisaje
negro de los arboles
pueda ver el color

de nuevo en mis recuerdos
de tus ojos un día antes
a que me dijeras adiós.

Ruben Mangiagli