Me quedo en tu paz, en tu paisaje de mujer,
que lleva las razones de todas las verdades.
Manantial de aire que se hace cielo, que yo
solo puede ver cayendo al son de tu pelo.
Naturaleza de amor aprendido en la vida,
para ser mi tiempo, mi historia, mi sueño.
Arboleda de bosques de dos arboles, donde
mi riego de vida encuentra su por que, amor
real de palabras, sexo que marca ritmos de
música, melodías de tu voz que tocan todos
mis caminos recorridos de adoquines gastados
y se vuelven de tierra de tu amor cercado.
Realidad absoluta, que pulveriza recuerdos
muy cercanos, que me enseña un nuevo y
novedoso idioma, el de tus manos, el de tus
pasos, que te acercaron a mi inexorablemente
que te dejaron a mi lado, para aniquilar. duelos,
para hacer una religión de nuevos besos.
Ángel sin demonios, paraíso de olvidos donde
la melancolía del pretérito se rinde a tu sonrisa,
a tus caricias prometidas, donde yo simple y
austero hombre, encuentra su alegría, de ver
crecer los futuros en abanicos de veranos que
quieren te abrace, que me duerma a tu lado.
Sin fin de privadas pinacotecas corporales que
te cubren, para formar la palabra belleza, hacer
de ti la mujer perfecta, que con su cuerpo mueve
mi cuerpo, y en su interior de ancestros equilibrios
mi alma que no recordaba los días buenos, eleva
mi ser, al nirvana de los mejores tiempos.
Ruben Mangiagli
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Conclusiones simples-
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