Dejame quererte como te quiero,
de la manera imperfecta que lo
hago cuando me olvido de decir
un te amo en los días donde los
desencuentros vencen a la noche
de placer de sabanas y desvelos.
Cuando la espera del primer beso
quiere ser recuerdo y no un deseo
que nace desde el alma, del cuerpo
que necesita no saberse huérfano
de sabores que se mezclan para ser
memoria de sentidos descubiertos.
En la marea que rige mi sangre, en
el vació lleno de tu nombre, que es
el norte de mis sueños, el Grial que
no es santo, pero es nuestro, donde
la Fe se mezcla con el miedo, y mi
verano hace distinto a tu invierno.
Dejame quererte porque me quieres
sin tener que darlo todo, dejando el
tiempo para crear nuevos versos, y
así casi sin quererlo entiendas lo que
siento cuando te digo te quiero, más
allá de un te amo, cerca de un deseo.
Ruben Mangiagli