Te he buscado donde el mar hace esquina,
entre olas y la costa, en el cielo y la tierra.
No sabia como hacerlo, ni por donde ir
para empezar, actué como pude, haciendo
del tiempo un amigo que al pasar los
días se convirtió en mi peor enemigo.
En las letras de los libros que no decían
nada de ti, pero hablaban de mi, buscando
un sinónimo del verbo amar, para poder
así disimular ante todos mi infelicidad,
pero sin poder engañarme ya más, el
espejo mostraba mi alma sin respirar.
En los agujeros de mi vida, en los pasos
dados en los túneles donde yo sin saber
me he perdido, entre los miedos de no
ser nadie creyéndome todo, ser profeta
mundano, de copas y cigarros, que se
extraviaba en un bar de sueños lejanos.
También te busqué en cada sonrisa que
cruzaba, aunque muchas fueran falsas y
el colmillo que se veía mordía mi garganta
en la idea podía desangrarme, pero a mi
ni un gota me quedaba, toda fue vertida,
derramada en la ruta vaciá de la nada.
Y cuando todo era gris, y la lluvia era
de barro que ensuciaba, apareciste sin
buscarte, y ya no me importó ser alguien
porque mi identidad estaba sellada, lleva
tu nombre, tu luz, tu firma sagrada, por
fin descanso, te toca ser la mas amada.