A veces me pregunto sobre los espacios que
consumo, como los puedo llenar de orgullos,
que me provocan el vació mas profundo, y,
prefiero cargarlos en mi alma y mi cuerpo
donde mis pensamientos se pierden en todo
lo que voy perdiendo.
Intentar explicar esos momentos, donde no
soy yo, ni nadie, es ser algo perverso que no
tiene dueño, pero gobierna mis momentos.
Si te pudiera haber dicho lo que pasaba, que
las cadenas crecían en mi y me enredaban
quedando sin movimientos, quizá en ese acto
el presente hubiera sido nuestro, pero no, no
pude y el futuro planeado en pasados, quedo
huérfano de instantes, y fuimos palabras
malas que no llevó el viento, que cortaban
como guillotina los desesperados besos, que
eran la única manera de decirnos te quiero,
con los ojos cerrados y los labios ocupados
para atenuar los daños, esperando milagros
que no supimos crear, crucificamos el amor
pero jamas resucitamos en los cielos.
Ruben Mangiagli
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No supe decirlo.
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