Pocas cosas hay que me alegran,
y no me refiero a las que me causan risas partidas,
más bien hablo de aquellas que cambian
mi día.
Unas llevan colores de tinta, algo así como una
poesía
escrita con lapiceras naranjas y verde oliva.
También esas que por un momento cortan la
memoria que me camina y me dan pensamientos
donde descansar un mediodía.
Encontrar una sombra donde parar cuando mis
pasos se pierden sin rumbos,
o una isla de palabras para que
mi mano deje de nadar a la deriva.
Pero de todas , la que me gusta, la que espero
y me hace feliz, es sin dudas tu sonrisa,
porque ahí encuentro todas mis respuestas,
se acallan mis desdichas y es el
preludio del beso
donde mis labios aprenden que la eternidad es
tan efímera que con tu simple gesto,
mi hombría se rinde a tu rostro lleno de alegría.
Ruben Mangiagli.
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Tu sonrisa.
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