Te quiero como uno nunca
se quiere cuando
se mira en un
espejo,
en los instantes muertos,
en el tiempo que
consume mi
cuerpo,
Invierno mio, tu verano,
sin espacios ni
distancias ni
horarios.
Cuando te espero entre
tomates y girasoles,
como en un día
de campo.
Mirándote y me veo en el
reflejo de tu alma de
mujer que me hace
hombre.
En el tacto que me invento
en mis manos en esas
caricias que nos
adeudamos.
Cuando jugamos tan serios
que podemos dejarnos
y sentimos que
desesperamos.
En mi café, en mi whisky,
en mi tabaco, en mis
gustos que aprendes
despacio.
Te quiero en la simpleza de
un te quiero, como nunca
he querido, como jamas
he amado.
Ruben Mangiagli.
© 2013
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Así.
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