Princesa
de un reino tan vasto,
que
alcanza los jardines de la casa de al lado,
los
balcones cercanos,
y
llena de girasoles las
azoteas
que
se
cubren de vientos,
esos
que vienen de tu sur,
y
se hacen norte entre mis dedos.
Dueña
de todo, de mí, y cada
recuerdo,
paisaje de mujer que perdura entre
el
anochecer si
sigo
despierto,
sin
coronas ni joyas reinas aun entre todas y
eres
única aunque
renuncies
a ello,
y
te mueves entre estrellas de
pecas,
cometas de cabellos que brillan entre
los
arcos de tus cejas
sobre
tus ojos de verde tierra,
el
tiempo espera, todo puede suceder porque
los
cuentos a veces
pasan
y a pesar de un
océano
el cielo
acerca
tanto que mil besos no fueron dados
se
hacen solo uno esa tarde
cualquiera
entre los
suspiros
de las flores y las baldosas
de
tu acera.
Ruben
Mangiagli
©
2014