Cerrar los ojos.


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Son las cinco de la mañana, es tiempo de dormir ya. Intento limpiarme una lagrima, pero va por dentro de mi, son tantas las preguntas, siempre las mismas que no me dejan descansar, trato, pero todos los planetas siguen en tus ojos y por las noches brillan más y me quedo insomne hasta casi la hora de despertar.
Trato.
A las cinco de la tarde me serviste un té y sonreíste, sé que no lo soñé, eso no puede ser, traté de acariciarte y no lo logré, te escapaste otra vez y a la hora de cenar como siempre me quedé solo sin comer y me bebí un café.
Trato...
Entre las cuestiones esa que no supe cuidarte y tienes razón, me pedías que perdone tus celos y el que tenia que disculparse era yo, eran diferentes formas de amarnos, pero siempre fue amor.
Trato...pero.
Las formas inconclusas llenan mi habitación, son de nosotros y fueron de la mitad de uno y el entero que no se completó, sobrevivimos a todo menos a la distancia de los dos.
Trato...pero no.
Extraño tu mirada, tu voz, cada parte de tu cuerpo y todo el mio sin vos y también la luna sigue en tus ojos y no soy sol.
¿ Donde estarás? ¿ Que haces? ¿ Con quien? ¿ alguien te dice que te quiere? Languidece el reloj en el amanecer y no tengo la puta idea de donde está el lugar para los que se quisieron tanto lo vuelven a intentar.
Trato...pero no y no.
El olvido lleva mi nombre en vos y no en mi, es la verdadera asimetría del adiós. ¿ cuanto hace que te fuiste? Un instante o un mes, un año o ayer, ya no lo sé, acomodo tu foto en el aparador, me voy a trabajar, total es solo otro día más que no estás y nada se va acomodar.
Trato...pero no y no puedo olvidarte.
Tengo esta costumbre de quererte sin que me quieras y no lo puedo evitar.

Ruben Mangiagli
©2015




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