Hoy por la tarde volviendo a casa en una esquina me encontré con un músico, bueno en realidad era un indigente, junto a el tenia algunos trastos un perro y un cacharro para juntar las pocas monedas que le iban dejando.
Lo cierto es que no pedía limosna, sino que ofrecía su música a cambio alguien le dejara algo, lo miré y lo escuché un buen rato, y tuve la certeza que en realidad tocaba el violín para él, porque ni una vez detuvo su mirada triste en la lata de monedas.
Justo cuando llegué comenzaba a ejecutar, la opertura nro 30 de Boccherini, la reconocí porque es una de mis piezas preferidas, dura unos 10 minutos y quedé embelesado por la fuerza y calidez de la ejecución de su violín, un regalo a mis oídos que un desconocido en una calle me estaba haciendo sin ni siquiera saberlo.
Cuando terminó le deje unas monedas y tuve el privilegio de hablar un rato con él, entre otras cosas me contó que era de Rumanía y no tenia familia, y que en su tierra había sido profesor de música.
No tenia consuelo para su historia y creo tampoco la esperaba el hombre, entonces le pregunté:
¿ Cual es tu sueño y anhelo hoy ?
Y me respondió,
simples, poder juntar dinero para cambiar estas dos viejas cuerdas que están muy gastadas.
Le dí las gracias por su arte, y quedé en pasar y dejarle las dos cuerdas que necesitaba, y me dijo que sí, que pasara cuando quiera pero no le llevara las cuerdas porque esos eran su sueño y anhelo y los necesitaba para seguir adelante.
Solo me fui, no me atreví a contradecirlo, y me quedé pensando que la vida tiene espacio para los sueños de todos sean inmensos o tan pequeños como los de él.
Lo cierto es que no pedía limosna, sino que ofrecía su música a cambio alguien le dejara algo, lo miré y lo escuché un buen rato, y tuve la certeza que en realidad tocaba el violín para él, porque ni una vez detuvo su mirada triste en la lata de monedas.
Justo cuando llegué comenzaba a ejecutar, la opertura nro 30 de Boccherini, la reconocí porque es una de mis piezas preferidas, dura unos 10 minutos y quedé embelesado por la fuerza y calidez de la ejecución de su violín, un regalo a mis oídos que un desconocido en una calle me estaba haciendo sin ni siquiera saberlo.
Cuando terminó le deje unas monedas y tuve el privilegio de hablar un rato con él, entre otras cosas me contó que era de Rumanía y no tenia familia, y que en su tierra había sido profesor de música.
No tenia consuelo para su historia y creo tampoco la esperaba el hombre, entonces le pregunté:
¿ Cual es tu sueño y anhelo hoy ?
Y me respondió,
simples, poder juntar dinero para cambiar estas dos viejas cuerdas que están muy gastadas.
Le dí las gracias por su arte, y quedé en pasar y dejarle las dos cuerdas que necesitaba, y me dijo que sí, que pasara cuando quiera pero no le llevara las cuerdas porque esos eran su sueño y anhelo y los necesitaba para seguir adelante.
Solo me fui, no me atreví a contradecirlo, y me quedé pensando que la vida tiene espacio para los sueños de todos sean inmensos o tan pequeños como los de él.