Al final somos memorias, como fotos que perpetuan momentos que significan todo, entregas o melancólías, en blanco y negro con un tono de sepia cuando las personas se alejan, estaciones de un calendario o de un tren, un aeropuerto de vuelos que se quedan y otros que no se animan a partir y naufragan entre nubes del quizá, pero a veces por instantes somos pura realidad y sumamos otro momento de felicidad.
RM