Forma
figuras el espacio del
pensamiento,
cubos
que encierran
lo
que aun queremos,
ángulos
muertos donde los
viejos
amores
encuentran
la paz
por
lo que no fueron
en un lugar contaminado de
recuerdos,
donde
adquieren una
inusitada
necesidad
de
ocupar una parte
de
nuestro cuerpo,
en los ojos que
se hacen miradas extraviadas,
se hacen miradas extraviadas,
en
las manos sin tacto de
tanto
escribir
versos
ya obsoletos,
y
el tiempo
queda
fracturado, completo
de
vacíos que llenamos
con
otros huecos,
mientras
pensamos en una
persona
y
en unos ojos que
ya
no encontramos
y
los colores de verde tierra
se
vuelven acromáticos
en
grises
matizados
de
una inútil espera
que
se fugó una noche de
verano
invierno
sin
que nos
diéramos
cuenta.
Ruben
Mangiagli
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