Estoy sentado en un sofá de
verde alquitrán
de rocas y arena de
un infinito de nunca acabar
verde alquitrán
de rocas y arena de
un infinito de nunca acabar
donde ha llovido sin mojar,
de cojines que saben recordar,
con tapizados de
memorias que a veces no
recuerdo pero están
con tapizados de
memorias que a veces no
recuerdo pero están
siempre por querer escapar.
Es un lugar extraño donde los
gatos aprendieron a
volar para explicarme
como sobrevivir a
la soledad,
gatos aprendieron a
volar para explicarme
como sobrevivir a
la soledad,
y la poesía nace sin ningún
ritual, también
sabe de felicidad
de momentos que jamas
quise contar
ritual, también
sabe de felicidad
de momentos que jamas
quise contar
por miedo no fueran verdad.
Donde trato de entender la
belleza de los ojos
de verde tierra de
ella,
belleza de los ojos
de verde tierra de
ella,
que es como la marea que
va pero vuelve
en cada luna llena y se
queda en mi en una
noche de ausencia
va pero vuelve
en cada luna llena y se
queda en mi en una
noche de ausencia
que se promete presencia.
Así de pequeño suele ser
el mundo de un poeta,
un café, algunas
letras, la inspiración
que a veces llega
el mundo de un poeta,
un café, algunas
letras, la inspiración
que a veces llega
para seguir creyendo que
el mundo puede
cambiar por un
simple poema de amor
el mundo puede
cambiar por un
simple poema de amor
que alguna vez alguien lea.
Ruben Mangiagli
©2015
©2015