Una puerta.


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Debí dejar que me quieras, que me
recorras sin reservas,
abrirte una puerta,
aprender a quererte aunque me cueste
y repita mil veces
que no puedo
por las espinas viejas
que laceran mi memoria sin recuerdos,
sin caricias ni besos,
escribirte un poema
aunque se borre de mis manos
y mis dedos duelan
traiciones de antaño
que no se ven
en mi cuerpo con surcos y huellas.

Ruben Mangiagli

©2016

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