Nunca supe volver a Itaca,
no escuchar cantos de sirena
en alta mar,
hacer vino y beberlo para
poder matar criaturas
que creamos más allá de nuestro
bien para nuestro mal.
No supe que te habías
inventado un nombre sin
que ni siquiera te atrevías
a pronunciar
por el miedo que se haga realidad
y que Penélope se cansaría
de esperar.
Y se hizo tan tarde para regresar
que los mapas se
borraron en una eternidad.
Pero no todas son historias para
contar,
algunas cosas son tan simples que
no la sabemos mirar,
quizá el viaje no sea tan dificil, solo
ir a tu casa,
esperarte en tu portal,
y decir un te quiero y que la vida
disponga lo demás
Ruben Mangiagli
©2016
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El viaje de no Ulises.
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