Y llegamos a un lugar que, aún a día de hoy, no sabría muy bien cómo definir. Quizá es ese sitio al que te trasladas cuando suena el timbre del recreo, o allí donde vamos al cerrar los ojos justo antes de soplar las velas, o el viento en el que flotamos al recibir uno de esos abrazos que nos sostienen el cuerpo, las dudas y los miedos... ¿Quién sabe? O quizá no era más que la parte trasera del armario donde guardábamos detrás de todo los amores el amor que habíamos soñado, tan detrás que un día sin darnos cuenta olvidamos donde estaba.
RM
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Otra manera de amar 3.
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