Archive for noviembre 2018

Quietos.


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Quedarnos, quietos, inmóviles,
sin besos,
sin abrazos,
que las palabras se queden sin verbos,
adjetivos,
mudas, contenidas, expectantes,

mientras vos y yo escuchamos
ese mecanismo tan humano
de sentir los corazones
y nuestra respiración,
queriéndonos,

como si fuera inevitable, consensuado,
espontáneo, instantáneo,
reciproco,

vaya, como si fuera un simple milagro.

Ruben Mangiagli.



241.


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He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos.


El amor puede ser como el ajedrez.


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Hay gente que ama con movimientos rápidos, como los alfiles o las torres.
Otros quieren de forma extraña, como los caballos.
Y finalmente hay otros que son como peones, que no saben amar, sólo saben dar un paso corto, pero esos pueden llegar al final del tablero y conseguir encontrar otra forma de querer y un peón se convierta en rey y quede a merced de la reina.



¿Nunca has parado el mundo?


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Parar el mundo es decidir conscientemente que vas a salir de él para mejorarte y mejorarlo.
Para poder moverte y moverlo mejor.
En ese tiempo debes intentar que nadie ni nada te cree problemas.
Alimentarte de buena literatura, de buen cine y, sobre todo, de la conversación de una única persona que te inspire en este mundo.
¿Y sabes qué...?
Luego el mundo te premia. La vida está a favor de los que lo mueven.



Sueños.


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Donde estarán mis sueños?
miro mis ojos frente a un espejo y no los veo,

no los encuentro.

Escribo como siento y
mis manos no dicen nada nuevo hoy,

es como escribir con la izquierda

un garabato de trazos que no significan nada,

quizá los haya olvidado en un cajón,
o puede todos se haya ido con vos,

como se fue todo,
claro,
menos yo.

Ruben Mangiagli.



Tiempo.


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Al final es tiempo es nada,
solo una unidad infinita en la infinidad,
un instante,
un amor para siempre que nunca lo es,
un papardeo de tus ojos
en mi ceguera sin vos,
dos agujas,
un segundero,
unas milésimas para el que
vive corriendo,
un regalo si me das el tuyo,
una ofrenda si te doy el mío,
un beso
una caricia,
un tic tac que si te llamo es un toc toc,
sistoles y diastoles
de un latido impar si te extraño.

Al final el tiempo es nada,
pero es tangible
en mi vida,
es el lapso desde que hablamos
hasta que te vuelva a encontrar,
es una espera
para conjugar, aunque sea en juegos
el verbo amar,
para recordar que podemos
querer aunque sea solo
una vez más,

El tiempo es solo tiempo,
y lo demás solo una casualidad.

Ruben Mangiagli.


Tarde de verano.


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Sentado frente a un piano verde
de imaginarios la música
brota sin saber
porqué,

mis manos tocan al revés y las
notas saltan de atrás hacía
un lugar que nunca
fue,

mientras,

miles de peces en el suelo que
nadie puede ver bailan
un vals

como si fuera la primera vez
que sienten tienen
pies,

me dejo llevar...

y no puedo creer que vos tengas
el pelo color cometa
de fuego y letras,

y que en tus cabellos nazcan las
estrellas que caen fugaces
de esperas,

pido un deseo...

y en un lapso de tiempo breve
pero eterno mis sentimientos
se pierden

en tus ojos de cielo llenos de
estaciones sin mí
pero en mí.

Miro por la ventana, la que
está al lado del sofá,
por si llegas,

por cierto

caminamos tanto en sentidos
opuesto alejándonos,
pero la tierra

es redonda y siempre volvemos
de donde partimos a donde
queremos estar.

Apago el cigarro...mejor un café,

porque al final sueño tanto en
delirios de poemas de
letras y papel

que siento que cada día y sin
más, me desvanezco un poco
sino te vuelvo

a encontrar en un abrazo de
besos que supere los sueños
y la realidad

de esta tarde solitaria de verano
que parece no terminar
jamás.

Ruben Mangiagli





Reflejos,


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La abracé de memoria,
como si ya nos hubiésemos acariciado
en otro mundo antes de nacer,
como si volviese encajar mis brazos en
mi cuerpo de nuevo,
Mis manos, turbaron su cadera,
y su costado, su cintura para ser exactos
provocó el rubor en su rostro,

Se reflejaba en mí, me reflejaba en ella
como dos espejos.
Pero los espejos no saben verse entre
ellos,
y se rompieron,
Pero al menos un instante fuimos imagines,
miradas, tacto,
y jamás, contra todo pronostico,
pudimos olvidarnos
porque tambien eramos de carne y huesos,
con corazones y miedos,
y ahí es justo
donde queda guardada
la memoria de los sentimientos,
el deseo y el futuro
en un solo reverso.

Ruben Mangiagli.



Péndulos.


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No creo en Dios, dioses
o milagros,

tampoco

en Satanás, demonios y
sicarios,

todo lo hago yo con mis
manos,

mi cielo vacío, mi infierno
lleno de engaños,

porque

todos tenemos prontuarios,
juicios sin testigos,

condenas por haber amado,
sentencias rápidas

de un adiós temprano.

No somos inocentes,
no somos santos,
tampoco hijos directos del
diablo,

solo somos personas, aunque
a veces olvidemos ser
humanos,

hacemos daño sin querer o
a sabiendas de antemano,

en el medio a veces amamos,
somos buenos,
somos malos,

un péndulo extraño sobre
nuestras cabezas

nos inclina para algún lado,

solo somos hombres y
mujeres

que siempre estaremos solos
acompañados,

una estirpe, un legado, somos
solo un destino
inacabado.

Ruben Mangiagli


En el miedo de mis dedos.


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Miro mis dedos,
en ellos se juntan dos palabras,
que expresan
lo que siento,
pero se quedan acalambradas,
inmóviles en mi mano,
como si escribir
"te extraño" sea un raro
sinónimo compuesto de miedo,
donde si no respondes
" yo tambíén"
la realidad se queda sin
una excusa donde debo
aceptar que ya no te tengo.

Ruben Mangiagli


237.


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Soy capaz de hacer obras maestras. 
Como hacer fuego con un vaso de agua...
o invocar a mis demonio rezando un padre nuestro.



236.


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Soy consciente de lo que escribo Lo hago porque es la única forma que tengo de salvar mi alma si es que existe. Contando la verdad. Mi verdad. La real. Los hechos tal como son. Sin maquillaje que esconda el auténtico rostro de las almas.
La poesía se escribe entre lineas, nunca es lo que dice, sino lo que se siente y no se escribe.
Porque existe una oscuridad que habita en el interior de todos y cada uno de nosotros, que nos convierte en monstruos, aunque ser consciente de ello, nos duela.



Rarezas.


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Hay una llave que no abre
y otra que no cierra
una ventana abierta en una casa vieja.

Una mujer desnuda que se viste
por si alguien la desea,

mis canas oscuras que mienten
siglos de espera,

No hay palabras que describan la rareza

es como si no hubiera diferencias

entre tú que estas tan lejos
y yo que estoy tan cerca.

Ruben Mangiagli


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Soy.


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Soy simple,
complicado para mí,
honesto,
sin filtros,
irreverente,
solitario,
escribo más de lo que hablo,
pervertido,
casi un santo,
soy lo que nunca fui.


Ruben Mangiagli.

Ya no somos invencibles.


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Somos vulnerables,
carenciados,
esperamos,
Tan nosotros que dejamos de serlo.
Nos enamoramos.

Ruben Mangiagli.



249.


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Que tu silencio valga la pena,
para que te salves de mí,
o yo de ti.

Ruben Mangiagli



En tres palabras.


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Esta es una transcripción exacta
de un poema escrito en mil lenguas,

idiomas de manos que tocan
en la distancia,

que hablan de una historia que
de tan conocida jamás fue contada,

de mares que quisieran ser ríos
y montañas llanas,

una mezcla de imposibles que
se hicieron palabras

de colores que traducen este
anagrama de amor

de uno solo que no olvida ninguna
promesa,

esas que fueron hechas en las
fronteras que solo

conocen el corazón y el alma.

Unas silabas que son latidos entre
la noche y el alba,

que son partes de años y estaciones
imaginarias

que se quedaron entre tus ojos
y tus labios,

inéditos en mi boca que ya no
espera nada,

un poema simple, austero y breve
que solo puede usar tres palabras:

todavía te espero,

porque ya no me queda mas verdad
que escribirte

en este silencio de párrafos, estrofas
y sonetos

que ya casi sin querer se escapan de
mis dedos.

Ruben Mangiagli.



Puede.


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Puede que seas
una lentitud apresurada,
unas prisas lentas,
una urgencia con una
brevedad sin fin,

que seas un siempre,
un jamás,
un tal vez,

o ese quizá me pueda
despertar,

que seas solo mi todo
dentro mi nada
y un poco más.

Ruben Mangiagli