Expira el tiempo,
caducan los recuerdos
y también algunos sueños.
Terminar no es volver
a empezar, no se vuelve,
a aprender a hablar, caminar,
lo que fue vivido
no se puede rectificar
aunque tu memoria te quiera
engañar,
estafar,
manipular.
Espiré la rabia que
me producía que te hubieses
marchado.
y respiré.
Espiré el dolor punzante
de no poder hablar contigo
otra vez,
de escuchar tu voz,
de sentarme a tu lado y mirarte
a los ojos,
de leerte, de esperar
lo que no tiene esperanza en
el jamás,
y volví a respirar
para sentir que
sigo vivo y escribir sin
la necesidad
de nombrarte
en cada estrofa de tu
ausencia
en cada verso que ya no estás.
Ruben Mangiagli.