Nunca es tarde para darse cuenta
que amas a alguien
desde hace años o desde ayer,
tampoco para ver que cuando no
estaba , estaba, aunque no
la pudieras ver
y menos para intentarlo, aunque
sea una vez, o cien,
porque todo puede suceder.
Click, cayó la ficha, y ya nada ni
nadie puede evitar esa
suerte del derecho o revés.
Ruben Mangiagli
Click.
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251.
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No existe la falta de tiempo,
existe la falta de interés,
nos podemos engañar,
nos pueden intentar engañar,
pero no,
Porque cuando alguien quiere
la madrugada se hace día,
un lunes sábado
y un instante
se vuelve una oportunidad.
Solo la ausencia
.
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Insomnio y calor,
humo tabaco y licor,
la calle en quietud,
y una pregunta que
pregunta a otra pregunta,
mientras las respuestas
en su destierro se hacen
letras desordenadas
en un poema sin titulo
que no habla de amor,
ni de mí, ni de vos.
tan desnudo de todo,
que no tiene piel ni corazón,
solo la ausencia
de algo que no sé,
la memoria efímera de
una tarde
vacía de hacer el amor
sin amor,
donde los nombres no se pronuncian
por miedo de la traición
y un te quiero es tan mentira
como la cortesía
del preludio de un hasta luego
que es un adíos
para mi, para ella y también para vos.
Ruben Mangiagli.
Reflexión de sábado
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Creo que las fotos selfies son el máximo síntoma de soledad que se puede expresar en un instante y en una imagen.
Sin querer mostramos que estamos solos, sin nadie al lado nos tome una foto.
Una sonrisa para nadie y para todos que vean esa foto.
Un narcisismo tonto y vulgar porque solo publicamos la que mejor sale y pueda tener más me gusta en la redes sociales.
Otra prueba que vaya uno a saber porqué preferimos 100 like en una foto a un café con una persona en un bar escondido en la ciudad.
Yo también he pecado de hacerme alguna, pero la verdad, y por suerte para mí, aún valoro la compañía elegida y mi soledad intima sin pruebas.
No puedo.
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He aprendido a domar el tiempo
ya no me importan los días,
los años ni los calendarios.
También mis deseos
las ansiedades y ese temor
constante a los desencuentros,
hasta mi cuerpo, que ahora
entiende que mejor calidad a
urgencias y hasta luego.
He aprendido a domar todo lo
que pretendo y dejar de parecerme
a un león hambriento.
Pero tengo que ser sincero, hay
algo que ya no puedo, dejar de
quererte como te quiero,
aunque no me importe el tiempo,
los deseos y ni las urgencias
de los desvelos,
juro que lo he intentando, pero
dejar de sentir que te quiero
tanto, ya ni lo intento.
Ruben Mangiagli
Cambiar.
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Pasa el tiempo y ya son pocas las certezas, la única inamovible es justamente esa, que el tiempo pasa.
Y no es malo , si al final aprendemos a aceptar y vivir con eso.
Todos en alguna manera conocemos la felicidad y todos tenemos problemas, algunos son como tormentas de verano, intensas, pero pasan y otros a veces escapa a nosotros la solución, pero la vida sigue a cada momento y cada día.
Recuerdo que fui muy radical con mis ideas, con mis convicciones, todo era blanco o negro, me gusta o me gusta, quiero o no quiero. Pero crecer, y crecemos hasta morir, te hace ver las cosas de otra manera.
Pasé de lo negro o blanco a descubrir que existe el gris, y que dentro del gris habitan los colores, y que podemos cambiar sin tantas dudas o complejos a traicionarnos.
Tenemos la opción de quien ser, que pensar, cambiar de gustos, ideas y querer o no querer y de verdad no pasa nada. Solo le importará a los demás en la medida nos importe a nosotros, y las personas importantes en nuestra vida lo aceptaran y las otras poco cuentan.
Cada día que vamos viviendo es muy especial, por lo que sea o hagamos definirá en parte el día de mañana y esos días los que nos queden, nuestro futuro.
Reza si quieres, sueña o duerme, llora si tienes que hacerlo y ríe cada vez que puedas y no olvides ser feliz con lo que tienes hoy, porque mañana quizá no estés. No vale la pena esperar ni postergar nada que necesitemos.
Cómo escribió Robert James Waller, autor de The Bridges of Madison County en su novela;
“ Los viejos sueños eran buenos sueños, no se cumplieron, pero me alegro de haberlos tenido”
Sigue , no pares y si lo haces que sea para mirar el paisaje o hacía adelante, nunca sabes que pasará, con que te encontrarás o a quien.
Ruben Mangiagli
Juntos.
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Existamos juntos,
en esta vida o lo que podamos inventar,
sin ser amantes, sin ser amigos,
no creamos que la vida es de lunes a domingo,
No hablemos a diario,
tampoco pasa nada si la navidad pasa,
las vacaciones separadas,
o si estamos en un brindis bajo
diferentes guirnaldas.
Búscame si quieres saber
en que café estoy sentado escribiendote
y escríbeme.
Llámame si sientes
estoy durmiendo solo, aunque sea en la
madrugada si no puedes descansar,
estaré y te atenderé,
No busquemos tiempo, él nos buscara
a nosotros,
el amor no tiene forma, modales o modas,
no es de una sola manera,
el amor somos nosotros, como somos,
y lo demás importa si nos importa,
sé tú, seré yo,
y si tu corazón late cada tanto por mí,
el mío estará bien,
porque si me quieres y te quiero no hay
nada que podamos perder.
Ruben Mangiagli.
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Un brindis por esas fotos que no se pueden subir,
por esas personas que están en nuestras vidas y solo nosotros lo sabemos,
y por todo lo que nos da momentos felices y no lo decimos.
Salud.
248.
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Puedes fotografiar simplemente la realidad, o puedes buscar.
algo que pasa pero no se ve. Que aparece luego.
Un te quiero.
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Escribir sobre tablas un te quiero,
como si fuera el peor actor
y el mejor escritor,
un te quiero desde dentro,
desde el lugar exacto que marca la mitad
de mi corazón,
decirlo si prefieres escucharlo,
gritándolo
o con un hilo de voz,
con el pudor que ganan mis años,
con la verguenza de la omisión
de no haberlo hecho antes,
aunque sea tarde,
y ya no tenga los argumentos de mi razón.
Un te quiero en braille
de este ciego que te miró tantas veces
y nunca te vio,
un te quiero porque te quiero,
un te quiero que por fin nos sirva a los dos.
Ruben Mangiagli.
Entre cajones llenos.
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Hay un hombre sentado sentado en un escritorio,
de madera de roble con algunos cajones,
parecen muchos pero no lo son,
en la vida se no se juntan tantos recuerdos la verdad,
con tres cajones alcanza, no son necesarios más.
Sus manos saben de memoria los movimientos de
las palabras, de los verbos y adverbios,
sobre todo los de tiempo sin cantidad.
Pero está cansado de escribir, de que no lo lean y
también de esperar,
su mirada ya no puede ver más allá, puede que
los caminos ya no se dejen caminar,
o que los senderos de engaños se acabaron sin
tener ni siquiera un final,
Está cansado, de todo, de nada, de lo que vendrá.
El tabaco y el café saben todos los días igual, como
las estaciones que ya no cambiarán.
Mira las hojas en blanco, aún tiene tanto para
contar, historias para narrar,
poesías para regalar, pero ya no quiere hacerlo,
siempre son como pasos para atrás,
la falsedad de la verdad,
un amor que no pasará,
un sueño del que hay que despertar,
Guarda las hojas en el tercer cajón, ya casi no
hay lugar para algo más,
sabe que tiene reservar una página más, por si
acaso, por las dudas, por lo que no hay.
Se mira en el espejo, ese hombre se parece a él
y a mí,
Pero no sabe quien es, un vago parecido, algo
en común, una idea sin realizar,
se mira de nuevo buscando una señal o una
identidad, pero solo ve
a un hombre acabado que ya no quiere escribir
ni un palabra más.
Ruben Mangiagli.
Esa fantasía.
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La fantasía es la esencia de toda escritura para niños, como creo que lo es para la escritura de cualquier tipo de libro, para cualquier acto creativo, y tal vez también, para el acto de vivir.
Aunque de adultos la imaginación cambie.
Escondida en el espejo.
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No te escondas,
nadie te va ir a buscar,
las películas de amor se terminan,
la fantasía también,
aunque creas eres demasiado hermosa
para hacerte mayor,
lo que has perdido cuesta el doble si lo
quieres recuperar,
no siempre se puede jugar,
si pierdes, algunas veces pierdes más,
dama o puta,
da igual si es de día o de noche,
tendrás que optar
porque quieres ser de alguien
y no te importa
si te partes por la mitad,
y cuando te mires al espejo no te encontraras,
ser un reflejo no es una imagen
para recordar.
Sigues siendo demasiado hermosa, es verdad,
pero eso no te alcanzará,
Ruben Mangiagli
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Cuando pienso que me estoy haciendo mayor me entra el pánico. Es como si de repente cayera en la cuenta de que tengo ante mí un pasillo infinito, repleto de puertas. Detrás de cada una existe una posibilidad, pero también hay un riesgo de equivocarse y ya no queda tanto tiempo para ir probando.
Cuando nacen los demonios.
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Esa noche en la habitación del niño nació un bosque.
Y el bosque creció y creció hasta que el techo se cubrió de enredaderas y las paredes se transformaron en el mundo a su alrededor.
Caminó por un piso de parquet lleno de hojas secas y muertas, con rasguños y lagrimas en el rostro sin saber si estaba en una pesadilla o se había hecho adulto aún siendo niño.
Y, cuando llegó al lugar donde viven los monstruos, ellos rugieron y crujieron sus afilados dientes y lo miraron con sus terribles ojos y le mostraron sus terribles garras hasta que el niño dijo,
"¡Quietos!"
Y los domó con el truco mágico de mirarlos fijamente a sus ojos amarillos, sin pestañear y se asustaron tanto que dijeron que él era el monstruo más monstruo de todos.,,
Un nuevo demonio habitaba sobre la tierra.
Lo siento por mis errores
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Tantos, y sin embargo pocos si los pones en fila durante una noche , mientras vacías unos cajones e intentas ordenar la desgracia.
Las fotografías de Buenos Aires, Barcelona y lo demás, viejos billetes de avión y bus, un sobre con análisis, un montón de carpetas con escritos y poesías que jamás publicaras, unas cartas con la caligrafía de determinada señora que durante determinado periodo dijo amarte.
No son tantos errores, ni tantas calamidades aunque calaran, dolieran y sumen equivocaciones evitables.
Sí, los pones en orden, olvidas y sigues adelante.
Llama.
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Quiero encender tu amor,
tu placer,
y tu bondad,
Verte feliz caminar y sonreír,
hacerte reír
hasta llorar,
quererte y que me quieras,
ahora y sin importar
lo que vendrá,
porque somos lo que dura
una llama de flores
y poco más.
Ruben Mangiagli.
Cobarde.
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Ojalá vinieras
sin lagrimas,
harta de haberme esperado,
enojada
hasta ese punto que con tu rabia
golpearas mi puerta
y me dijeras
a gritos:
Cobarde, sal ahora mismo,
y enfréntate
al amor de tu vida.
El bar de los olvidos.
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No existen los ángeles
lo sé,
puede que tampoco Dios,
que el infierno sea un concepto
que habita solo
en mi interior,
Que nunca se pare de caer,
que la cuesta arriba
sea al revés,
donde mi soledad aprendida
aún no dio el
examen final.
Puede que mis dedos sirven
para sumar
pero no sé restar
que sean hábiles para escribir
historias que no
pasaran,
y que la poesía solo sea un
vaso de licor
tras la barra de un bar
que espera ser llenado con tus
mentiras
y por mi sin una verdad,
mientras que alguien, ya sea
por nada o por piedad
pone en una fonola
una vieja canción de amor
para que los solitarios
podamos recordar,
que algunos jamás tendremos
ninguna opción de
poder olvidar.
Ruben Mangiagli