La historia de Flora y Gatomate XXX


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Amor de novela.



Todos conocen a Gato, él es muy popular; saben que es trasnochador, bohemio y sabedor de rimas como de latas de sardinas, se sabe que es astuto y conocedor y pocas cosas se le escapan cuando analiza fumando su pipa. Pero como buena Flora lo enredo entre argumentos que solo yo entiendo con mi ronroneo mezclado con bufidos enojados; le muestro las garras, le doy un zarpazo y rodamos juntos en algún balcón olvidado. Me tenés cansado, me dice con ojos dilatados; y si, lo canso con mis repertorios de gata mexicana, o venezolana, de novela centroamericana, pero algo pasa en medio, algo que nos une sin remedio; una fuerza de amor, deseo, pasión de gatos no tan gatos que juntos son eternos, y necesitan mucho más que siete vidas para entender ese misterio.




V.D.




La historia de Flora y Gatomate. XXIX


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Cuerda.


Una noche como cualquiera de luna media, a veces en algunas veces paramos el tiempo y todo se aquieta, olvidamos el vértigo de los saltos de muerte de las peleas que van más rápido de azotea en azotea y nos pierden en dilemas ya resueltos pero de puro gatos damos vueltas y vueltas como si de pronto ambos quisiéramos pararnos sobre la misma baldosa vieja, y solo el amor nos pone en vereda que luego se llena de tallos erguidos entre girasoles que se desean y Flora agotada me dice, Gato seguime que descubrí una nueva cuerda, y yo como ella es cosa seria, la sigo para ver que me muestra y en silencio vemos que el mundo es nuestro aunque quepa en ocho techos y algunas escaleras que son un espacio único donde yo soy su rey y ella mi princesa y aunque nadie entienda la viceversa así somos, gatos que se creen humanos, personas con almas de gatos que se encontraron casi sin darse cuenta.




R.M.







El deseo entre los dedos.


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Quiero que me sientas,
ser presencia,
que recuerdes los besos

que te debo y las
caricias recorrerán
tus senos,

ser yo parte de tu cuerpo
en cada uno de tus
ensayos y

sientas navego presto
entre tus aguas sin
miedos, sabiendo que por

vos mi vida yo entrego
y así venceremos
al tiempo

que se acorta por un
momento mezclado con
tus dedos

mientras yo me someto
al mismo juego
y si podemos en el mismo

instante sentir
que la lejanía es menos
y que nuestro amor no

tiene vergüenza de esperar
el encuentro en
las manos

compartidas del propio
deseo que juntará
los suspiros en el viento.


Ruben Mangiagli

© 2013




Una palabra.


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Quiero abrazarte con una palabra,
aunque hoy no te encuentre
en ninguna estrella,

alejarme para volver a encontrarte,
que el tiempo pase
para atrás,

que las veredas se pierdan en algún
lugar donde mis pasos
hayan estado jamas.

Mirarte para verte en mis ojos, en
memorias que no
recuerdo y

que mi alma sean tus manos y más
aun de lo que puedan
no imaginar,

y que escriban esa palabra que no
puedo hallar, que se
escapa

de un escrito cuyo principio es el
final de una historia
de nunca acabar.


Ruben Mangiagli.

© 2013



Cuando llegaste.


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Las esquinas se quedaron quietas
y las farolas que aun no
hablaban de amor
se encendieron como guirnaldas
de primavera en
mi invierno de soledades,

cada calle cambió su nombre
por el tuyo
en mi memoria ciega.

Era como caminar entre mensajes
de buena nueva,
aceras de girasoles que miraban a
la luna como si fuera
la mitad de alguna espera.

La noche se lleno de estrellas que
no sabían de su existencia,
y en la oscuridad brillaste entre
mis tinieblas,

y todo lo que era cierto en cada y
en nada de las partes
de mi vida dejó de buscar
respuestas,

habías llegado y tan solo tuve que
abrirte mi puerta.




Ruben Mangiagli

© 2013




Transformación.


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No se puede ver lo que no se quiere,
todo tiene su tiempo, 
todo debe suceder,
por eso los caminos son tantos como
los días de sol.

Es el secreto de la transformación de
la belleza del gusano
que para ser mariposa
tuvo que arrastrarse y
esperar, como se espera un amor
para poder volar.

He buscado todo lo que se puede
buscar, a veces
lo he encontrado,
es verdad, pero se disfrazaba en
espejos no sabia mirar.

Sumé recuerdos que no supe donde
después guardar,
memorias por si
un día las necesitaba la
noche donde el vacío era lo único
podía llenar.

En la locura de no saber donde estar
extravié mis
sueños y los
alquilé a diferentes cuerpos para así
sentir podía amar.

Y cuando ya esperaba sin esperar y
pensaba que todo
lo que tenia que
pasar no iba a pasar
una noche apareciste, y las palabras
dejaron de restar.

Fue cuando todo de un golpe que no
podía imaginar,
encontré en mis
adverbios las respuestas
en una sola conjugación y recordé
el verbo amar

en tus ojos de verde tierra que se
juntaron con mi
mirada de río
distanciados por un mar,
que por más inmenso sea ya no
nos podrá separar.


Ruben Mangiagli.

© 2013




La historia de Flora y Gatomate. XXVIII


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Seducción

La noche se adueña de la calles, de la azoteas; noche de gatos solitarios que giran como veletas mientra Gato me mira, me hace un guiño y fuma su puro. Es seductor en su andar recio y la luna promete quedarse, no tiene apuro. No hay maullidos ni ronroneos en nuestro diálogo de ojos dilatados y exultantes que se mantienen en un hilo de deseos que se comparten, arden y reparten, y entonces soy Flora, la que lo adora y lo mira absorta e hipnotizada por la estrellas reflejadas en su mirada de humo. Y lo sigo, sumisa, hasta que nos encuentre la mañana, cansados, atravesando otra cornisa. 



V.D.




Rejoj.


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Quisiera tener un reloj que marque
los latidos de mi corazón,
que las agujas siempre te señalen a
vos,

con minutos que no pasen nunca si
tu mirada en mis ojos
calman los demonios en las noches
de mi dolor,

que esfume los segundos cuando las
lagrimas de tus no por qué
se adueñan de las partes sensibles de
tu razón.

Un simple reloj sin un calendario ni
tiempo que no me cuente la
distancia que nos separa es tan cruel
que nos deja sin voz.

No creas que la eternidad es tan larga
porque en las horas que
nuestro cuerpos sean solo manos y la
piel un mapa

que descubrirá los secretos apilados
de este amor, en ese instante,
mi reloj fusionará todo en mi alma,
en un beso

eterno desesperado de esperas donde
todo lo que se ha contado
no será cierto y la pasión sera unida
al tiempo de los dos.


Ruben Mangiagli.

© 2013





Mitad.


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Amor sin mitad,
división que no sabe multiplicar

si no estas,

Medianoche de una noche,
luna entera que ya no sabe girar

te extraño,

y no lo puedo justificar, es
el problema de ser solo uno y si

no te encuentro

no tengo la menor idea de
que hacer con todo mi mundo y

el resto que me das.




Ruben Mangiagli
© 2013






La historia de Flora y Gatomate. XXVII


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Luna triste.


Tengo una tristeza lánguida, que se mezcla en mi cara con la luna que mengua, un miedo extraño como si al desaparecer nunca más vuelva y me quede solo con un cielo de estrellas que no entiendo
y que giran sin dar vueltas por mi cabeza, es como un foto que se revela, que fija una imagen y se queda, que no cambia por más veces la veas, ni una lata de atún, ni Flora con sus piruetas pueden hacer que la alegría vuelva, las terrazas son solo eso y los balcones parecen desiertos de flores muertas, si siento así me pregunto si alguna noche volverá a haber luna llena.


RM




Besos de licor.


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No soporto tu aliento, tu boca
donde se mezclan el gusto del licor
y la mala memoria.

No entiendo quieras olvidar
un amor así y que desees mi cuerpo
con sabor a vino viejo.

Nada nos ata, nada nos une
pero no marchas y no te puedo dejar
ir por la mañana.

Oscuras sabanas blancas que
ocultan nuestras manos, en la única
vergüenza de tocarnos.

Ya no es el amor que soñamos
es algo mal dibujado, parido de la
desgana y el cansancio.

Quizá también deba beber
una copa, olvidar aun te amo y en
un beso sin nostalgias

suspirarte mis recuerdos por
si me extrañas, y no te ahogas en un
vaso de dolores y resacas.

Porque es mejor una foto
gastada a tu imagen que huele bebida
y se parece a una

mujer por la cual daba la
vida y hoy es solo una desconocida
que esta perdida

entre las mentiras que me
dijo un día y esta realidad que engaña
y tanto lastima.



Ruben Mangiagli.

© 2013



Besos.


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Se parten los besos en lo labios unidos,
unísonos se abren camino
para que las palabras que son lenguas
encuentren su destino,

como si besar fuera un camino único
para los inicios que son
manos que recorren llanuras y caen
en profundos precipicios.

No tienen dueños, carecen de testigos,
son parte de un juicio
donde los sabores serán de nuevo y
de repente reaprendidos.

Memorias de tus labios que cuentan
las veces no nos tuvimos
y esperan probar juntos gustos muy
parecidos a un delirio.

Suben en picos y caen en bahías en
una geografía conocida
para uno, inedita para el otro, juegos
consentidos.

Es como si la noche guardara secretos
de niños, inocentes y
genuinos que marcan a fuego deseos
jamas dichos.

Tus labios,
los míos,
lo demás no importa, y en un
beso que se busca solo compartimos


Ruben Mangiagli

©  2013



Peones.


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Creemos que somos el rey y la reina en el juego del amor sin darnos cuenta que los peones rigen la partida.


RM





La historia de Flora y Gatomate XXVI


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Colores


Gato es siempre del mismo color, Flora a veces es verde. No de ojos, de alma y se le asoma la rabia. Se le erizan los bigotes, se le arquea la espalda, el hocico se ensancha y las pupilas se dilatan. Uy las orejas! las orejas se aplastan y parece una esfinge muy mal dibujada. Gato retrocede, se aleja y le bufa, y ella desafiante lo incita a irse de garufa pero él no es de esos y la empuja, para que se ría y se le pase la mufa, pero cuesta, Flora es terca, no afloja, hay que esperar la luz del día y ella deje de ser verde, si se le antoja.


V.D.


La historia de Flora y Gatomate. XXV


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Voluntariosa.


Flora es una gata generosa, del tipo que por los de su especie da cualquier cosa, acude ante cualquier emergencia deja su terraza de flores terracota y corre donde la necesitan, pero hay algo que no soporta, ver sangre, aunque sea solo una gota, al mirarla pierde los sentidos y se desmaya entre el silencio de los maullidos y no es broma, es literal termina en urgencias donde la reaniman dándole aliento de color rosa. Hoy acudió de nuevo, no puede con su genio. No se nada de ella, si sigue dormida en una camilla desastrosa o esta escondida temblando de miedo en un rincón donde nadie la ve y ella solloza. Así es Flora valiente para todo pero si va donar su sangre pierde el equilibrio y cae entre sueños donde cree es la más audaz de las Gatas Flora. Que cosa seria!



R.M.





La historia de Flora y Gatomate. XXIV


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Y que...


Son raras las estaciones en la terrazas, cambian de azoteas como de temporadas, son extrañas, será que cuando hace frío hace calor y viceversa, ojala no existirían, que en todo el mundo siempre fuera primavera y que los paralelos se juntaran donde los gatos y las personas quisieran , que las fronteras no sean lineas que la gente crea, y todas las banderas sean blancas como sabanas, no porque nos rindamos sino por definidamente claras, que el Sol siempre sea como la Luna , que los rayos sean los mismos que ve Flora cuando despierta y yo los sienta en mi ventana ciega y que decir te amo sea tan simple como verla a ella, que es cosa seria, caminando pegada a mí por la misma vereda.


R.M.




Censura.


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Tengo la boca de duelo,
los labios muertos,
no entiendo la censura
de tus besos
ni el porque menguan
mis dedos
si no te tengo,
extraño el deseo del
deseo, es como
si estuviera dormido y
despierto te sueño.

Puede que te añore en
parte de mis juegos,
que sienta no merezco
esto, que la
memoria de tu cuerpo
sea un olvido que
no prefiero que sientan
mis manos en esta
noche que no termina
cuando te pienso y
no quiero hacerlo.

No estas,
no estoy,
elección de dos que no
tiene dueños.



Ruben Mangiagli

© 2013





La historia de Flora y Gatomate XXIII


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Viceversa

¿Soy Flora? ¿Soy Gato? Él tan en mi, yo tan en él...por momentos me miro y lo veo en el reflejo de ojos que nos miran de reojo; otras veces él es Flora, cuando se afloja o simplemente se le antoja.
Ojos felinos, curiosos e indiferentes nos observan por encima de un puente que atravesamos pocas veces, por lo poco que tiene de decente y lo mucho que tiene de insolente y la cerradura de un portón es más que oportuna para espiar con ojos verdes de luna.
Y amanece y otra vez es Gato, y otra vez soy Flora después de jugar cómplices un juego que nos enamora. Nos estiramos, maullamos y nos adormilamos, sin ganas de ricos manjares gatunos y con el frenesí de haber atravesado otra noche juntos.


V.D.




La historia de Flora y Gatomate XXII


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Tan locos.


Trepo, corro, hago equilibrio a través de la lluvia; no lluvia de agua, de serpentinas de bigotes traviesos, aviesos, perversos, que se mojan y no, que me orientan y no. Gato me mira de reojo y enojo, yo no lo miro y sigo, me acerco y lo muerdo; él es cuerdo, yo, no me acuerdo. Ronroneamos, nos amamos; Gato me vuelve loca cuando me toca y yo lo vuelvo loco cuando lo sofoco y enfoco con mis conceptos abyectos de gata rubia de celos. Un guiño que es beso nos devuelve y nos indica el regreso.



VD




La historia de Flora y Gatomate. XXI


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En mi oscuridad.


Flora tiene sus cosas , amanece de noche y anochece día, borra en un instante lo que quizá le costó esperar toda su vida, hace círculos como una serpentina donde el final es el comienzo de la tira. Es rara Flora se enoja con ella sola y después me usa de cortina, dispara balas de besos que sin saber lastiman y se despide ella misma. Yo la entiendo casi siempre, y en el lapso que me pierdo el tiempo marca el retroceso y me pregunto si ella cree que todo lo que le digo es solo cuento. No dormí nada, mis ojos se quedaron quietos en un mensaje que ojalá no sea cierto. Veremos.


R.M