Cuerda.
Una noche como cualquiera de luna media, a veces en algunas veces paramos el tiempo y todo se aquieta, olvidamos el vértigo de los saltos de muerte de las peleas que van más rápido de azotea en azotea y nos pierden en dilemas ya resueltos pero de puro gatos damos vueltas y vueltas como si de pronto ambos quisiéramos pararnos sobre la misma baldosa vieja, y solo el amor nos pone en vereda que luego se llena de tallos erguidos entre girasoles que se desean y Flora agotada me dice, Gato seguime que descubrí una nueva cuerda, y yo como ella es cosa seria, la sigo para ver que me muestra y en silencio vemos que el mundo es nuestro aunque quepa en ocho techos y algunas escaleras que son un espacio único donde yo soy su rey y ella mi princesa y aunque nadie entienda la viceversa así somos, gatos que se creen humanos, personas con almas de gatos que se encontraron casi sin darse cuenta.
R.M.
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La historia de Flora y Gatomate. XXIX
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