Acaso.


.

Necesito una caricia,
no de cualquiera,
tiene que ser de tus manos,

que se acerquen a mi
propio olvido
surcado de precipicios y

abismos.

Que entiendan mi
memoria sin dudas
ni esperen
paraísos prometidos.

Es que acaso los hombres
no sabemos llorar
ni de tristeza
ni de felicidad.

Un toque que me diga en
tus dedos que
sin estar siempre estarás,

que acerque mi alma al
lugar que habitás,
sentir parte de tu bondad.

Es que acaso los hombres
no sabemos expresar
la carencia,
la necesidad.

Te extraño y no se explicar
con palabras
un sentimiento

que lleva cada letra de tu
nombre
cada parte de tu verdad.




Ruben Mangiagli

© 2013




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