árbol del
sexo,
el fruto que nosotros solo vemos,
sin excusas,
sin preguntas,
sin cuestionamientos
y darle la forma del amor que nos
une de
un extremo al otro,
entre
suspiros y gozos
ser la sombra oscura de la razón,
el desconcierto
de los cuerpos, ser
la verdad inapelable de
que los sentidos
son el porque vivimos y sentimos
en un secreto
compartido,compartirlo
los dos o no
en un encuentro donde las manos
no tengan dueños,
preguntas ni
recuerdos.
Ruben Mangiagli.