La historia de Flora y Gatomate XXII


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Tan locos.


Trepo, corro, hago equilibrio a través de la lluvia; no lluvia de agua, de serpentinas de bigotes traviesos, aviesos, perversos, que se mojan y no, que me orientan y no. Gato me mira de reojo y enojo, yo no lo miro y sigo, me acerco y lo muerdo; él es cuerdo, yo, no me acuerdo. Ronroneamos, nos amamos; Gato me vuelve loca cuando me toca y yo lo vuelvo loco cuando lo sofoco y enfoco con mis conceptos abyectos de gata rubia de celos. Un guiño que es beso nos devuelve y nos indica el regreso.



VD




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