Llueve sobre Buenos Aires,
parte en ella se tiñe
de soledad,
de un vacío difícil de explicar,
como si el tiempo
fuera para atrás o
hacia ningún lugar,
nunca se termina de crecer,
lo descubre de a poco
y no lo puede negar,
los afectos no miden por lo
que hay,
sino por que no se puede
sentir ya,
toca reconstruir, revisar, mirar
para ver un poco más,
siento su mano sobre
la mía,
en silencio se da cuenta que
voy a estar,
en cualquier tiempo
en cualquier lugar,
llueve sobre Buenos Aires y
ella no puede llorar,
sus lagrimas se hicieron nubes
que el viento quizá
se llevaran, hoy nada es
blanco ni negro
solo es un gris que se comparte,
porque cuando se ama
lo que uno siente siempre
lo sentimos los dos
ese es el secreto, el resumen de
nuestro amor que tanto
sabe de esperas
y abrazos que no están.
Ruben Mangiagli
© 2013
Sobre Buenos Aires.
.
27.
.
Formo los recuerdos de nuestra historia, lleno mi vacío del tiempo, momentos tan íntimos que tiemblo, risas que me refuerzan el día, una mirada repetida tantas veces que parece tan nueva como el amor que siento, un deseo que es la síntesis de mil deseos, saber que supero la linea de lo eterno, que lo infinito se detiene en tus ojos y puedo armar cientos de reflejos desconocidos de colores diversos que son siempre del arco que rodea tu sexo, girasol dorado de vértices que sostiene el pronombre nosotros y lo hace nuestro. Hoy no quiero escribirte un verso, solo palabras que se me cruzan por momentos, la nueva memoria de un mundo nuevo, que se asoma a mis manos que escriben como en un cuento...había una vez
dos personas se buscaron sin saberlo pero se conocían tanto que el final solo fue el comienzo de otra pagina que jamas escribieron porque no se puede poner en palabras un amor que ilumina hasta el mismísimo infierno.
RM
© 2013
Así.
.
Te quiero como uno nunca
se quiere cuando
se mira en un
espejo,
en los instantes muertos,
en el tiempo que
consume mi
cuerpo,
Invierno mio, tu verano,
sin espacios ni
distancias ni
horarios.
Cuando te espero entre
tomates y girasoles,
como en un día
de campo.
Mirándote y me veo en el
reflejo de tu alma de
mujer que me hace
hombre.
En el tacto que me invento
en mis manos en esas
caricias que nos
adeudamos.
Cuando jugamos tan serios
que podemos dejarnos
y sentimos que
desesperamos.
En mi café, en mi whisky,
en mi tabaco, en mis
gustos que aprendes
despacio.
Te quiero en la simpleza de
un te quiero, como nunca
he querido, como jamas
he amado.
Ruben Mangiagli.
© 2013
Desconocido.
.
Siento en mi un recorrido
que se hace espina
en mi espalda,
que abre las costillas de
una coraza invisible
que me abrazaba
y respiraba y no respiraba.
Es como un fuego que no
quema,
una hoguera que invernaba
y se me escapaba por
las manos,
una soledad acompañado
que de a poco se fuga hacia
lo inesperado
y se hace amor
instantáneo,
algo tan súbito como un
rayo que me parte
en dos pedazos, todo a lo
que estaba acostumbrado
ahora es extraño,
es que no conocía el amor,
y no sabía identificarlo,
es verdad que mi cuerpo lo
ha simulado,
que he inventado caricias de
un amor profano.
Pero ahora puedo mirarlo en
sus ojos, en los míos,
describirlo, estimularlo
y la espina se hace carne y la
carne un deseo
que es tan profundo que caigo
en un abismo
que necesito sentir,
que desespero en un tiempo
donde sin ella
de nuevo me cierro.
Ruben Mangiagli
© 2013
De mis sueños.
.
Hice una rayuela de mis sueños,
como si cada numero
fuera un momento,
que quebró mi vida
por algo malo o bueno.
Casi no recuerdo el primer salto
solo que partí
de la tierra de todos
del lugar de nadie,
como jugando.
Puede que los primeros pasos
en cada rectángulo
lo haya dado de niño
por intuición sin
saber de cambios.
Por la mitad ya era hombre y
con todo por hacer,
mitad fracasos,
mitad deber,
sin terminar de crecer,
Ahora casi por el final puedo
ser lo que quiera ser
hay muy poco por
cambiar, y mucho
por esperar
Y parado en el nueve me quiero
quedar, porque
ahora que soy feliz
ya no sueño un cielo
si tú no estas.
Ruben Mangiagli
© 2013
Vic.
.
No sé si la busqué o la encontré,
si el aire es normal
se corte cuando siento su respirar.
Si es mi comienzo o mi final
pero ahora siempre estará.
Puede que sea la estación que no
tuvo mi almanaque,
la letra que completa mi abecedario,
la dueña de lo que ahora solo con
ella puedo imaginar,
mi hogar, el descanso que no
pude nunca disfrutar,
la poesía que no escribiré jamas,
la hoguera que quema
mi soledad,
parte de mis manos, la que habita
mi alma que no se
volverá a escapar,
la única verdad que me falta
confesar,
la ultima mirada que mi ojos puedan
ver,
cuando sienta que todo está mal,
el significado de felicidad,
la palabra que no sé pronunciar.
Ruben Mangiagli
©2013
Nosotros.
.
Ella es la reina, yo el mendigo
soy su maestro, ella la aprendiz
hacedora,
la que teje las fantasías y yo se
las explico.
Cómplice necesaria, asesina en
las discusiones,
juez y parte de los sentimientos,
la que dice la palabra final
para que yo agregue el punto
y seguido.
La mejor parte de un escrito, el
comienzo de un destino,
el final del camino.
La que pone sus infinitas piernas
invitando a los instintos.
Es mi esclava y se somete a mi
veredicto cuando se quita el
vestido,
la perversión en todos los sentidos,
la noche eterna
de un día infinito.
Ella es yo, yo soy ella,
una simetría no esperada de curvas
y rectas,
me quiere y la quiero , nosotros,
y lo demás
ni siquiera puedo escribirlo.
Ruben Mangiagli.
© 2013
En la punta de mis dedos.
.
Puedo sentirte en todas partes
en mis venas,
en mis ojos,
en un instante.
Saberte en el aire, en el viento,
en el murmullo
de la gente
que es nadie.
Expresarte de diferentes formas
en una idea,
un deseo,
en mi alma.
Y contarte donde habitas, un
lugar que
nadie sabe
e imaginarte.
No es mi corazón, ni mi pecho,
tampoco en mi
espalda fuerte
de esperarte.
Estas en la puntas de mis dedos
donde se
juntan las caricias
que te debo,
de donde salen las palabras que
te escribo
hoy y se hacen
sentimiento,
y juro que casi puedo tocarte y
sentirte
aunque estés tan cerca,
aunque estés tan lejos.
Ruben Mangiagli.
©2013
Inquietud.
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Respiración, suspiros
ella siente lo prohibido,
no sabe si es real o un imaginario
de los sentidos,
una anhelo compartido
o un deseo
inconfeso
que se hace palabras en su oído.
Barreras invisibles que
se hacen caricias
en besos,
en manos
que confunden los caminos como
cuerpos indefinidos.
Un silencio que deja oír
los latidos
¿ solo de uno? ¿ de dos?
Una tenue luz que rompe cada
tabú
de su buena educación de libros.
Un paso impensado,
un después cambiado,
y toda la inquietud incontenida
en una mirada por la mañana que
no tiene preguntas
por más respuestas
que su sexo recuerde
una vez traspasó la temida puerta.
Ruben Mangiagli.
© 2013
Revelación.
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Entregado a lo que jamas fui,
olvidarme de los
capítulos que no supe escribir,
cerrar los ojos
como si fuera a nacer
y aprender a sentir,
un advenimiento de todo lo
sabido,
pero revivir.
Quedarme arrinconado como
queriendo aprender
que puedo tener miedo
porque carezco de entendimiento y aun
así arriesgo.
Saber que no quemo las naves
que elijo
quedarme porque quiero.
Amar de una manera que no
supe jamas,
sentir el alma invadida y el
cuerpo caliente
de una urgencia que va a
explotar.
Ser joven a los cincuenta pero sin que
lo sepa.
Y disfrutar, que al fin esta
claro que casi estuve
muerto, pero desde el
dolor volví a
respirar.
Darle un beso por delante
y otro por detrás como si
el principio fuera
solo el final,
y que sienta que mi erección
la puede hacer levitar,
ser hombre para ella
y que nada importe ya.
Ruben Mangiagli
©2013
Aprendiendo.
.
No puedo decir aquel día era
diferente al despertar
pero ya nada fue igual,
apuré el ultimo cigarrillo que
iba a fumar,
y sentí que no me quedaría ni
un día solo en la vida
que siempre me iba
a acompañar.
La metamorfosis de una sola
mirada,
hacerme hombre de verdad y
sentir por primera vez
que alguien me importaba
mucho más que las historias
no viviría jamas,
la tuve en mis brazos, sentí
su respirar,
la vida me había hecho un
regalo que no
comprendía,
todo lo que sabia no lo podía
aplicar,
y tuve que improvisar,
hasta que un día que no voy a
olvidar,
de sus labios salio una palabra,
papá,
y aprendí cómo crecer con ella
a espantar los monstruos de
su cama para que se duerma
sabiendo,
que pasé lo que pasé
yo siempre iba a estar.
Ruben Mangiagli.
© 2013
Puestos.
.
Buscamos lo que no podemos tener
sin mirar, sin ver,
y lo simple
pasa ante nosotros como
si fuera en tren.
Esperamos el cuento perfecto que
no se escribió,
buscando príncesas
hadas y los
duendes del bien.
Los días pasan y creemos saber que
si existen en un
almanaque jamas se
escaparan y no
los vamos a perder.
Vivimos sin vivir, respiramos aire
en bocanadas,
corremos para sentirnos
sanos como si la muerte no
pueda alcanzarnos.
Así que un día decidí,
que prefiero un whisky doble con
un cigarro y
tus labios que
me hagan un listado
de los pecados,
amarte hasta que me duelan cada
uno de mis huesos,
y no cambio
que despiertes a mi
lado sonriendo
en un hotel barato de sabanas que
se gastaron
de piel,
y se mojaron de un amor
casi inesperado,
por un tiempo de más en esta vida
si no tengo tu mirada
cansada de
sexo y tu olor en cada
palmo de mis manos.
Y si tengo que morir sea narrando
nuestra biografía,
llena de paginas
en blanco y momentos
que inventamos.
Ruben Mangiagli
© 2013
26.
.
Ante la pregunta de las mil respuestas, la del más puro sentimiento, donde el sexo es solo sexo y el amor algo más profundo que lo eterno, respondo,
¿ Qué es para mí amar?.
Despertar cada día sabiendo todo está en su exacto lugar.
RM
Pasado.
.
Tengo un pasado cierto,
memorias,
momentos,
que se apilan como si
fueran
libros viejos.
A veces los releo, son
historias
como cuentos.
Otras quedan ahí, son
polvo de
diarios sin tiempo.
Pero nos los niego, no
oculto ni los
cambio,
no justifico, no reniego
son los días
de mi vida,
quien me quiera puede
leerlos, quien no,
no importa,
porque nunca conocerá
quien soy, ni
mis sueños.
Ruben Mangiagli.
25.
.
El amor no tiene tiempos ni distancias, es una historia que se escribe con la tinta de tus ojos verdes tierra en mis manos, y eres palabra e idea, deseo y amanecer de algo tan profundo que supera las épocas.
RM
Intuición.
.
Sos mi maravilla,
esa cosa que no tiene un nombre definido
y se inventa para
entender lo que se siente, que no tiene
traducción,
que es palabra que se viste de sentimiento,
¿ cómo explicar que es el mundo si no estas?
Tantas vidas vividas,
y no estabas en ninguna, tantos días en está
sin encontrarte
pero habitabas algún rincón de esos que no
se busca
en ningún cajón, eras una intuición,
¿ Que es la noche sin la oscuridad de tu luz?
Todos los hilos que
llevan tu nombre me atan tan sutilmente que
entiendo la libertad
de amar por amar, de no esperar el mejor
día para
sentir que me puedo entregar,
¿ Cómo respirar el aire si vos no lo respiras?
Aprender que me
puedes enseñar, leerte con mis manos sin
tocar, mirarte para
verte más, quererte como nunca pude jamas
sin pensar
que te pienso en cada lugar,
¿ Qué decirte que no puedas ni ya imaginar?
Sos lo que nunca
me atreví a soñar, lo que existe más allá del
bienestar,
el sexo y la paz, alma y piel, la que entiende
mi soledad,
el verbo que me queda por pronunciar,
¿ Cómo decirte que te amo tanto y un poco más?
Ruben Mangiagli.
La historia de Flora y Gatomate. XLII
.
Recuerdos.
Hace equilibrio por la cornisa Flora, busca respuestas en cada escalón de la escalera, me pregunta de mi vida sin ella, de como era cuando caminaba solo entre callejones sin ver las estrellas, no quiere saber de otras gatas, si fueron pocas o unas tantas, la miro y le digo que a veces pienso que como mi existencia hubiera sido un mal cuento de esos que duran mucho pero que jamas empiezan, la miro diciéndole sin remordimientos que a veces creo que nunca he vivido, que cuando era chiquito la cruce tanta veces queriendo unir los hilos que hasta casi me dí por vencido, pero sucede que la memoria tiene un juego que escapa a los sentidos y forma recuerdos que quizá no hemos vivido, como esa noche que de muy pequeños imagino mirábamos el cielo y nos prometimos encontrarnos en alguna parte, sin un tiempo definido y le decía, hola Flora, ahora mi vida por fin sabe para que he vivido y me da su mano para iniciar nuestro camino.
Entonces creemos.
RM
La historia de Flora y Gatomate. XLI
.
Hay días en los que Flora quiere jugar; sin reglas, sin imposiciones, por el solo placer de disfrutar.
Gato la mira observando cada gesto como un sutil espectador, al que no se le escapa nada de lo que su gata despliega alrededor.
Lo invita a participar del juego aunque el finja distraído no prestar atención fumando en silencio su pipa de anillos de humo multicolor.
Se acerca y ella sonríe como solo una gata lo sabe hacer, con las pupilas, con las orejas, con un contoneo que a Gato le eriza la piel; Acá no hay instrucciones ni normas que obedecer pero sabe que aunque lo diga él nunca le va a creer; si me dejas te gano, si te dejas, perdés, tan solo dos gatos enamorados que jamás se dejaran de querer.
V.D.
24.
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Como si el tiempo fuera circular, el pasado un cuento, ella espera en su época preferida el amor de su vida, con sorpresas y sonrisas, sin verguenzas a veces contenida, otras tan libre que esconde su deseo vestida.
RM
Puedo.
.
Puedo decirte que te quiero
por tantas cosas,
que serian simples de verdad,
algo visual,
que se instala en tu cuerpo
al caminar
y en mis deseos que no saben
escapar.
Quizá sean tus palabras que
se mezclan
con las mías, mi poesía y tu
verdad,
el amor en todas sus formas
y la oscuridad.
Por tus manos, tus senos que
son medanos
pequeños con montículos de
sal,
el camino que me lleva a tu
centro de gravedad.
Amo tu alma, la única que es
a mis letras
tangible en cada parte de mi
realidad.
Puede que seas la mujer que
estaba esperando
y que ni en sueños me atrevía
a soñar,
pero lo más acertado es que
que sos increíble,
lo inesperado, la sorpresa, la
necesidad,
mi persona preferida para ver
al despertar,
la ultima imagen que mis ojos
se quieren llevar,
cuando este amor sea solo una
parte de la inmortalidad,
una historia testigo de como se
debe amar.
Ruben Mangiagli.