Me han crucificado tantas veces que
ni los ladrones me quieren a su lado.
Sin público que aplauda mis pasos ,
solo estaba yo y mi fracaso.
No quebraron jamas mis rodillas, ni
me dieron palos, porque no tuve
juicios, ni a Poncio Pilatos que por
mi se lavara sus manos.
He muerto tantas veces crucificado
que los clavos son de la talla de mis
manos, para que sea cada vez más
fácil, y así puedan seguir disfrutando.
Ruben Mangiagli.
Pues yo siempre estaré contigo,
ni que tu estés
crucificado.