Las lineas del tiempo me separan de ti,
pero me unen a tus ojos, en el placer de
una mirada, en el éxtasis del deseo de
la carne y la fusión del alma.
Dicen son infinitas, como las partes de
tu piel, pero se cruzan, como los besos
que nos debemos, que perdidos reclaman
su derecho de ser poseídos.
La distancia a ti es exactamente como
la medida de mi amor, sin números ni
cuentas, que duele tanto a veces que el
corazón se hunde en tinieblas.
Pero esta el sol de tu sonrisa, la oración
aun no escrita, que da espereranza en
las mañanas donde mi café se enfriá y
tiñe todas mis poesías.
Lo promesa de amor es divina, no hay
ninguna la supere, y si lo imposible es
milagro, más aun es haberte encontrado
a pesar de las mil manos me tocaron.
Ya no cuenta la estadística, ni las cuentas
ni siquiera la curva de las probabilidades,
yo escribo mi destino, soy dueño de mis
días, y a ti hoy solo te pido,
esperame, ningún tiempo podrá conmigo.
Ruben Mangiagli.